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María Darcy nació en Cali, Colombia, pero su vida pronto la llevó a Venezuela, donde se crio y formó su familia. “Viví muchos años en Venezuela, allí nacieron mis hijos. Me dedicaba a traer mercancía, textiles y ropa, y vendía de todo un poco. Vivía bien, pero la convivencia con mi marido se volvió difícil y decidí buscar una vida nueva”.
En el año 2000, tras pasar un tiempo en Madrid, María llegó a Antequera, donde residía su cuñada y varias amistades. “Yo iba para Estados Unidos, pero mi cuñada me animó a venir a España. Ella me ayudó con los pasajes y me vine”. La llegada a España no estuvo exenta de retos. “Lo más complicado fue el tema de los papeles. Tuve suerte porque se pudo acoger a la regularización extraordinaria de inmigrantes de 2005 y arregló su documentación. «Y adaptarme no me costó mucho; soy de las que se adapta a lo que hay”, recuerda.
En cuanto al trabajo, María intentó continuar con el comercio, pero pronto vio que era difícil. “Aquí es más complicado, así que trabajé en empresas, en hoteles, restaurantes y, más tarde, en casas de familia. Cuando la edad ya no me permitía entrar en empresas, busqué otros caminos”.
María conoció Málaga Acoge gracias a un curso de cocina. “Me recomendaron apuntarme y allí conocí a Nancy, que trabajaba en Málaga Acoge, y a otras compañeras. He hecho varios cursos con la asociación y también me ayudaron con el examen de nacionalidad”.
Aunque el apoyo principal que recibió fue formativo, María destaca la importancia de estos espacios para crear redes y amistades. “Conocí a muchas mujeres, de mi país y de otros. Nos relacionábamos, compartíamos y nos apoyábamos”.
Tejiendo redes de ayuda
La generosidad de María no se ha limitado a recibir ayuda; también la ha brindado. “A veces encontraba a mujeres en situaciones difíciles, como una joven nicaragüense a la que ayudé cuando la despidieron de madrugada y sin pagarle. La llevé a mi casa y le busqué trabajo. No solo ayudo a compatriotas, también a mujeres de otros países. Nos cuidamos entre nosotras”.
Cuando le pregunto qué mensaje daría a una mujer que emigra hoy, María lo tiene claro: “Siempre las animo a acercarse a Málaga Acoge, a buscar ayuda y formación. Aquí pueden encontrar apoyo y orientación”.
Sobre cómo mejorar la inclusión, insiste: “Lo más importante es que se agilicen los papeles. Eso permite trabajar y ser independiente. Y también que haya más información y menos prejuicios”.
En el 35 aniversario de la asociación, María agradece la labor de Málaga Acoge: “Ayudan mucho, sobre todo con los idiomas y la nacionalidad. Es fundamental que existan asociaciones así, porque hay mucha gente que necesita apoyo, sobre todo quienes no dominan el idioma o llegan desorientados”.
María, hoy jubilada, sigue participando en talleres de jardinería, pintura y manualidades. “Me gusta estar activa y relacionarme. Al principio fue duro, sobre todo por la distancia con mis hijos, pero aquí he encontrado buena acogida y amistades».
Esta entrevista forma parte de una serie especial realizada por Málaga Acoge con motivo de nuestro 35 aniversario. A través de estas historias de vida, queremos visibilizar la fuerza, la determinación y la esperanza de las personas que acompañamos cada día. Sus testimonios reflejan el valor de la diversidad y la importancia de la solidaridad para construir una sociedad más justa e inclusiva. Gracias por acompañarnos en este recorrido y por celebrar con nosotros más de tres décadas de apoyo y nuevos comienzos.





