Hace seis años que llegó a España desde San Pedro Sula en Honduras en busca de un mejor futuro lejos de la violencia que vivía en su país. Noé Mauricio acaba de cumplir 25 años y cursa en Málaga primero del grado medio de Sistemas Microinformáticos y Redes tras terminar sus estudios de Secundaria en el IES Vicente Espinel. «Siento como un gran logro terminar la Secundaria y comenzar este grado medio», afirma este chico que acompañamos desde el Área de Jóvenes de la asociación.
«Me gustaría ser informático con conocimientos amplios, ya sea en redes o montaje de ordenadores. Trabajar en una empresa de componentes de PC», afirma Noé Mauricio, que afirma que le encanta y se le da bien montar y desmontar ordenadores. Recientemente, el proyecto de un robot que creó junto a unos compañeros de su grado, ha quedado semifinalista del concurso ASTI Robotics Challenge que celebrará la final en Burgos el próximo 10 de mayo. «Es un robot pequeño con cuatro motores, chico, pero potente. Esperamos ganar porque hay buenos premios y reconocimientos, además de los contactos con empresas en las que podemos hacer prácticas», afirma.
Noé Mauricio tiene cinco hermanos, que viven en Madrid, al igual que sus padres, que huyeron de la extorsión de las maras. En Honduras su madre era modista y su padre tenía una empresa de temas de seguridad que se llamaba El pájaro azul. «Mi madre arreglaba ropa, cosía uniformes escolares…pero cada mes tenía que entregarle a las pandillas `un impuesto de guerra´ que representaba la mitad de lo que ganaba».
Actualmente vive en Torremolinos con su pareja, pero cuando mira atrás, reconoce que sus comienzos en España no fueron fáciles. Vivió un año y medio en Valdemorillo, en Madrid. «Llegué el 2 de diciembre de 2019. Fue un cambio muy brusco. Al principio me costó mucho socializar. Tuve que dejar el núcleo familiar y aventurarme yo solo al mundo».
Durante un tiempo y por diversas circunstancias se quedó en situación de calle en Málaga y pudo entrar en uno de nuestros pisos de acogida que compartió con otros jóvenes. «Málaga Acoge me ha apoyado en la vivienda y sobre todo en mis estudios en el instituto y con formaciones que me han dado conocimientos hacer las cosas yo solo en el futuro». Valora a las personas técnicas del Área de Jóvenes «que han estado presentes en cada paso que he ido dando. Me aconsejan y me dan buenos ejemplos y esperanzas para continuar y no tirar la toalla».
Cuando llamó a las puertas de Málaga Acoge no sabía nada de informática y su esfuerzo y determinación han hecho posible que hoy se esté formando profesionalmente para entrar en el mundo laboral. Se plantea «muchas metas» de cara al futuro, como lograr su documentación, a través del arraigo por formación, y conseguir un empleo para poder contribuir con su pareja y ayudar a su madre.
Noé Mauricio anima a otros jóvenes como él a estudiar y no desaprovechar las oportunidades que se les presenten, especialmente en temas de formación. «Si tienen la posibilidad de estudiar algo que lo hagan, ya sea electricidad, jardinería, contabilidad, lo que sea, porque tener conocimientos les va a ayudar bastante y les puede dar una vida mejor».
En su teléfono móvil guarda varias fotos y vídeos del robot que creó junto a sus compañeros en las tres semanas de prácticas del grado y que competirá en mayo en la final del concurso. Cada miembro del grupo se encargó de una tarea y él hizo un informe del proceso de montaje y parte de la programación de la máquina.
Él se confiesa enamorado del mundo de la tecnología. «Cada día hay cosas nuevas y eso me encanta. El saber por qué y como es algo que me apasiona».