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Con lentitud y siete años después de los hechos, el pasado mes de octubres comenzó a celebrarse en la Audiencia Provincial de Málaga el juicio contra cinco policías por supuestos abusos a internas del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga. Charlamos hoy con José Luis Rodríguez Candela, coordinador del equipo jurídico de Andalucía Acoge y abogado que actúa como acusación popular en este proceso.
¿Cómo está transcurriendo el juicio?
Pues va muy lento. Se están celebrando prácticamente dos sesiones al mes y hay meses incluso en los que no hay ninguna. Está siendo excesivamente pausado todo y de esta manera se pierde la unidad del proceso y el hilo conductor del mismo. No me parece bien, la verdad. El resto de aspectos del juicio sigue como se preveía: los testigos que están declarando, en particular las dos víctimas y el instructor y secretario del procedimiento y las diligencias policiales, fueron muy contundentes en sus declaraciones. El problema surge con todas las demás mujeres que actúan como testigos y que están ya fuera de España: no podrán testificar y sólo se va a leer sus declaraciones, que son ya de hace seis años… Y no es lo mismo.
Hay muchos testigos que no podrán acudir…
No es una situación normal que haya testigos en circunstancias como esta: indocumentados, privados de libertad en un CIE… Pero tampoco es normal que haya personas que se les ofrezca la salida del país para cumplir la última parte de su pena en su país y que el Ministerio del Interior no sepa que esa persona está pendiente de testificar en un juicio.
¿Ha pasado ya demasiado tiempo de los hechos?
Sí. Es un caso que ocurrió en un CIE que ya no existe, hay policías que están siendo juzgados que ya ni siquiera trabajan mientras que otros se encuentran en una actividad diferente…. Evidentemente la justicia ha de ser rápida y una instrucción tan dilatada en el tiempo como esta perjudica a todos, no sólo a las víctimas, también a los imputados: la justicia debe ser rápida para todos. Y tanto tiempo después de los hechos… La impresión que te produce el delito, la cercanía con los hechos… Todo se diluye.
¿Qué se espera en las próximas sesiones?
Las próximas sesiones se celebran en febrero. Y quedan bastantes, porque aún tienen que declarar las mujeres de la limpieza, otros agentes, los jefes policiales… Al juicio, a este ritmo, le quedan unos cuantos meses… A no ser que se aumente la periodicidad de las sesiones.
¿Hay fecha prevista para la sentencia?
Confiemos en que, al menos, esté lista en verano. Es complicado porque cambian mucho las fechas de las sesiones y no sabemos nada de cómo podrá ir todo ni a qué ritmo. Con el calendario inicial esto estaría acabado, pero se modifica mucho. En fin, es un asunto complejo, pero espero que no tarden mucho.
El CIE de Málaga fue cerrado hace ya más de un año, pero desde Andalucía Acoge se sigue haciendo mucho hincapié en la situación de estos centros, como en las jornadas celebradas la pasada semana en el Colegio de Abogados de Málaga, ¿no?
El internamiento siempre ha sido un tema que nos ha preocupado mucho a Andalucía Acoge, porque es algo que afecta a un derecho fundamental: el derecho a la libertad. Y es lo que más llama la atención y que más perjudica a un extranjero, su pérdida de libertad. Le hemos dedicado mucha atención a esta cuestión entre otras cosas porque está muy vinculado con el trabajo que realizamos con los Centros de Internamiento de Extranjeros. Si criticamos la existencia de estos centros y el internamiento de personas inmigrantes, es también porque el juez dicta un auto para ello, así que también hay que luchar contra las decisiones judiciales.
En esas jornadas también se habló de la trata de seres humanos, algo en lo que también está incidiendo mucho Andalucía Acoge, como el acto celebrado en el Ateneo de Málaga hace unas semanas con Miguel Pajares y Helena Maleno.
Andalucía Acoge ha trabajado este tema mucho incluso antes de que existiera el delito de trata. Sobre todo, lo hacíamos para garantizar que se persigan estos delitos, algo que también pasa por la mejor protección de la víctima. No somos una organización de referencia en este campo, pero sí en internamiento y ésa puede ser una buena ubicación para detectar a las personas que estén siendo víctimas de trata. Jornadas como las del colegio de abogados sirven para prepararnos para ello. Así, al visitar a estas personas podamos ver si son víctimas de trata y, luego, derivarlas a una organización que esté más especializada en ello y tenga más conocimiento.
Eva Sancha, de Proyecto Esperanza, contaba en las jornadas precisamente los puntos que pueden ayudar a detectar si una persona es víctima de trata…
Sí, nosotros lo que podemos conseguir es una sospecha fundada de que esa persona sea víctima de trata, pero no mucho más. Como abogado, pasamos muy poco tiempo con esas personas, con quienes apenas nos entrevistamos unos minutos tras la detención, pero casi para tratar temas de documentación, privación de libertad… Para diagnosticar el tema de trata hay muchos requisitos y es complicado pero, al menos, queremos saber qué características, qué situaciones pueden encendernos una alarma, qué nos puede hacer sospechar que esas personas son víctimas de trata. Y eso nos permita derivar a dichas personas a otras organizaciones más especializadas.