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El periódico La Opinión de Málaga publica la reflexión sobre el duelo migratorio de nuestra voluntaria y vocal de la Junta Directiva Pierina Vanessa Huanqui quien invita a quienes acompañan a las personas migrantes a brindar la necesaria comprensión y empatía con la situación que atraviesan. Puedes encontrar el texto en su ubicación original AQUÍ y a continuación.
Cuando hablamos de duelo, usualmente lo relacionamos con la experiencia de pérdida significativa de una persona cercana a nosotros. Entonces, entendemos el duelo como un proceso doloroso e impactante en la vida de quienes lo atraviesan. Asimismo, esta experiencia de pérdida podría o no estar relacionada con la pérdida de un ser querido. Durante nuestras vidas, enfrentamos diversas situaciones de pérdida, como la pérdida de una relación sentimental, de una mascota y la pérdida asociada a la migración a otro país.
Al migrar a un país, se activan procesos complejos. Por un lado, está el proceso de adaptación a la nueva realidad y, al mismo tiempo, el duelo comprendido por los diferentes sentimientos asociados a la pérdida de lo dejado en nuestra tierra.
Tomar la decisión de dejar atrás lo que formaba parte de la vida e historia de cada uno, y lo que
constituye la identidad, es una decisión que confronta con la dura realidad de salir de la zona de confort para transitar por la incertidumbre de un futuro que se vislumbra como desconocido. Sin embargo, los motivos pueden ser lo suficientemente fuertes como para decidir finalmente enrumbarse hacia una nueva tierra. A pesar de los temores y miedos asociados a esta decisión, también acompaña un sentimiento de esperanza de que este cambio tan importante pueda traer mejores condiciones y seguridad en nuestra vida.
Una vez convertidos en migrantes, los primeros sentimientos de tristeza y desesperanza podrían aparecer cuando tomamos conciencia de lo difícil que es la falta de la red de soporte con la que contábamos para sostenernos. Familiares, amigos y compañeros, quienes eran parte de nuestra historia y con quienes construimos una vida, ya no están cerca para brindarnos el apoyo emocional que necesitamos. Entonces, la pérdida de esta red de soporte comienza con la tristeza y el dolor de saber que no estarán, y el sentimiento de soledad comienza a acompañar a los migrantes en esta travesía.
Las costumbres arraigadas, tradiciones, cultura y lengua ya no formarán parte de la vida diaria
como solían hacerlo. El recuerdo de momentos compartidos, por ejemplo, en lugares preferidos en el país natal y con amigos de toda la vida, evocará la nostalgia de una realidad que ya no es parte del presente. Además, recordar la posición y el estatus social que se tenía en el país de origen, y asumir la pérdida de lo obtenido, está acompañado por la frustración de sentir las limitaciones para conseguir y reconstruir una nueva vida.
El duelo migratorio puede estar asociado a sentimientos de tristeza, nostalgia, frustración, culpa e irritabilidad, e incluso puede desencadenar cuadros clínicos como la depresión y trastornos adaptativos. Como cualquier duelo, también tiene sus etapas y tiempos. En una primera etapa, pueden surgir sentimientos intensos hacia la nueva realidad, incluso rechazo y hostilidad hacia el nuevo entorno, pero luego la aceptación, adaptación y ajuste serán importantes para superar el duelo.
Además, el duelo migratorio puede permanecer latente debido a las múltiples y profundas pérdidas asociadas a la identidad, lo que puede generar sentimientos de duelo de manera permanente o recurrente en diferentes medidas.
Encontrar paz, equilibrio y reconciliación con nuestra nueva realidad es vital para lograr el ajuste adaptativo adecuado. Buscar una red de apoyo con personas que puedan brindar un soporte positivo, tener una posición activa de conocimiento e integración en el nuevo país y mantener una mirada favorable hacia el entorno, descubriendo nuevas experiencias de disfrute y evitando persistentemente el aislamiento, son claves importantes para la adaptación.
Termino invitando a la comprensión de aquellos que acompañan a los migrantes en esta nueva etapa de sus vidas, ya sean otros migrantes o quienes son del país donde residen, a brindar la necesaria comprensión y empatía por la complejidad que atraviesan. Asimismo, a aquellos que han decidido dejar su país o entorno más cercano, los animo a sentirse merecedores de esta nueva oportunidad y a mirar en todo momento lo mejor que les ofrece.





