Dora es voluntaria en la sede de Fuengirola y se ha convertido en una segunda madre para Fátima*, una joven de 18 años que vive desde agosto en nuestro piso de acogida en la localidad, y a la que acompaña, da clases de español y enseña manicura. El otro día estuvieron juntas en la Feria de Fuengirola. Está convencida de que las barreras no llevan a ningún lado. «No debe importarnos donde nacieron». Agustín Olías, voluntario del Área de Sensibilización y Comunicación, le entrevistó hace unos días:
Dora Martínez nació en Buenos Aires, en el barrio Flores. Lleva en España más de treinta y tres años. Quizás por eso su acento porteño se hace de rogar a la hora de aparecer. ¿Por qué dejó atrás Argentina? ¿Por qué se enroló en Málaga Acoge?
“Por resumir te diré que salí de Argentina por falta de motivación. Allí estudié Administración y en ese campo estuve trabajando. Pero lo que realmente me gustaba era ser esteticista. Sin embargo, costaba un mundo poner en funcionamiento cualquier iniciativa. Al final mi marido y yo nos cansamos de tanto luchar y decidimos venir a España. Aquí desarrollé mi trabajo como esteticista, incluso monté un centro de estética, hasta que me jubilé”.
¿Cómo fueron tus primeros años como inmigrante aquí en España?
Te diré el final: estoy muy feliz de haber venido a España. Como anécdota, te contaré que al principio, cuando estábamos buscando piso para alquilar, nos encontramos algunos carteles que decían: “Argentinos abstenerse”. Me chocó mucho, pero no tuvimos ningún problema para encontrar piso.
Dora tiene una amplia experiencia colaborando con ONG antes de “aterrizar” en Málaga Acoge: “Mi primera experiencia fue con CUDECA. Empecé haciendo trabajos administrativos y colaborando en la recogida de donaciones; en un momento dado pasé al centro de día como podóloga, hasta que un día atendí a una persona terminal y esa situación me afectó mucho. Volví a recaudación hasta que decidir dejarlo. También colaboré con una organización que suministra alimentos a las personas sin techo, pero se produjeron algunas situaciones que no me gustaron y lo dejé. Hasta que hace aproximadamente cinco años que conocí Málaga Acoge.
Con tanta experiencia colaborando en diversas ONG, siento curiosidad por saber cómo conoció a nuestra organización y qué le atrajo de ella: “Conocí Málaga Acoge a través de una amiga mía que trabajaba aquí. Vi cuál era su objetivo, el equipo humano me pareció fantástico, cómo funcionaba y me gustó. También prefiero colaborar con organizaciones laicas, sin connotaciones religiosas.”
Me sorprende que Dora, sin haber tenido experiencia docente previamente, se apuntase como profesora a las clases de español para adultos. ¿Cuáles fueron sus motivos?
Pensé que era un trabajo muy interesante, dirigido a las personas inmigrantes que llegan a España y no saben español. De hecho, por esta razón y también por mi falta de experiencia en dar clases, pedí enseñar a personas que no supiesen nada de español. Ha sido un trabajo muy interesante, aunque en algunos momentos me sentía frustrada por lo que yo pensaba que era poco interés por las alumnas y alumnos. Aunque ahora creo, con un poco de perspectiva, que quizás yo era muy exigente en cuanto a los resultados que yo esperaba. Lo que sí encontré fue mucho agradecimiento por su parte.
En definitiva, Dora abandona la actividad formativa y busca otra forma de colaborar con Málaga Acoge: “Como yo había estado colaborando también con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), ofrecí mis servicios en cualquier asunto que tuviera que ver con el tema de la vivienda. Así atendí a varias personas con estos problemas. Rosalía (técnica de Málaga Acoge en Fuengirola, coordinadora del piso de acogida), cuando me empezó a conocer mejor con este tipo de actividad, me dijo que tenía un perfil adecuado para trabajar en el piso de acogida para mujeres en riesgo de exclusión, que gestionamos aquí. Acepté encantada y a esta tarea me dedico este año.“
Uno de los motivos que hicieron que Dora dejase la formación fue el horario; no podía estar sujeta a un horario fijo; con el piso de acogida este aspecto cambió. Iba según las necesidades que surgían.
“En el piso había dos familias: Una madre con dos hijas y un hijo y otra madre con una niña. Luego apareció Fátima* una joven de 18 años con una triste historia detrás. A mí me llamó mucho la atención esta chica y la historia que arrastraba. Como dice Rosalía (trabajadora social de Fuengirola), me he convertido en su “mamá”. Ella necesitaba un trabajo específico, diferente a las otras dos familias. Para integrarse en nuestra sociedad y tener alguna posibilidad de labrarse un futuro digno necesitaba, en primer lugar, aprender bien español. Pero, desde mi punto de vista, era algo más: aprender a comunicarse globalmente con el entorno, entender lo que le rodea, los usos y costumbres, las posibilidades que se le pueden abrir. Así que me comprometí “oficialmente” a darle clases de español dos días a la semana; esto incluye acompañarla a hacer algunos trámites, a comprar algo que necesite, a tomar un desayuno en una cafetería y siempre animándola a que hable español en estas situaciones, que son el día a día. Me gustaría dedicarle más tiempo para, por ejemplo, enseñarle manicura”
¿Y su experiencia con las dos familias del piso? ¿Está siendo gratificante, ellas lo ven como una gran oportunidad para salir adelante, es difícil la convivencia?
Es una idea excelente el gestionar el piso de acogida. Para las familias es algo fundamental disponer un lugar donde vivir dignamente con sus hijos, con el añadido del asesoramiento y ayuda que Málaga Acoge suministra. Ellas, por supuesto, lo ven como una gran oportunidad. Fíjate que a pesar de las diferencias culturales entre las dos familias de este piso (tres, incluyendo a la joven ) no hay problemas de convivencia; una familia es marroquí y la otra paraguaya, por lo que, culturalmente, tienen poco en común, pero las une un deseo de aprovechar esta oportunidad y sacar adelante a su familia.
Entiendo y comparto el orgullo de Dora por el trabajo de Málaga Acoge gestionando estos pisos de acogida, pero le pregunto si esto no es una gota en el océano:
“Lo puedes ver así o lo puedes ver con una visión más cercana: si atendemos a cien personas, pues son cien personas que pueden ser felices gracias a nuestro trabajo, y eso merece la pena. Hay gente que llega aquí muy desesperada, que no sabe nada de lo que puede hacer o adonde puede acudir. Por cierto, me gusta mucho la campaña Stop Rumores de Málaga Acoge. Me irrita y enfada el envío de informaciones falsas, sin contrastar, sin pensar en lo mal que pueden hacer esos rumores.”
Para finalizar la entrevista le pido un mensaje para una persona que esté pensando hacerse voluntaria de Málaga Acoge.
“Lo primero que le diría es que tuviese la mente abierta, nada de diferencias ni de barreras entre personas, no debe importarnos dónde nacieron. Tienes que venir partiendo de esa apertura mental. Si la tienes, te va a gratificar mucho el ser voluntaria de Málaga Acoge.”
Muchas gracias Dora por tu tiempo y por tu trabajo como voluntaria Ha sido un placer hablar contigo.
* Fátima es el nombre ficticio de una de las personas que vive en el piso de acogida que gestionamos en Fuengirola en el marco del proyecto «Sadhana. Piso de acogida para mujeres en situación de exclusión residencial en Mijas (Málaga)» que Málaga Acoge desarrolla, con el apoyo del Ayuntamiento de Mijas, del Instituto Andaluz de la Mujer y en el marco del programa «Sadhana. Gestión integral de la inclusión socio-sanitaria, económica y laboral de personas sin hogar desde la acogida en viviendas con plazas temporales”, un programa de la federación Andalucía Acoge, subvencionado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del IRPF