Los días 20 y 21 de marzo llevamos Stop Rumores al Instituto Vega de Mijas de Málaga donde hablamos con varios grupos de estudiantes de la ESO sobre la necesidad de derribar los muros mentales que levantamos por miedo a lo desconocido y contrarrestar los prejuicios y estereotipos hacia la migración y las personas migrantes.
«A mí me da igual que vengan inmigrantes, pero que no nos quiten el trabajo», dijo uno de los chicos de una clase de 4º de la ESO que había alzado la mano enseguida para intervenir. «¿Por qué la gente que viene de fuera tiene más ayudas que los españoles?», preguntó otro, quien apostilló: «Y no me diga que no porque lo sé de primera mano».
Muchos de los rumores que hay sobre las personas migrantes surgieron durante el taller impartido el 21 de marzo, Día contra El Racismo, en el que aclaramos que no, no nos quitan el trabajo, y que las ayudas sociales se conceden según un baremo que tiene que ver con los ingresos y el número y en ningún caso con la nacionalidad.
¿Cuántos extranjeros creéis que hay?, les preguntamos. Y respondieron que muchos, que no hay sino ver el Paseo Marítimo de Fuengirola y Mijas. «Ve al Paseo Marítimo y verás», dijo uno de lo estudiantes refiriéndose seguramente a los manteros que disponen su mercancía en el lugar. De 46 millones de habitantes que hay en España, unos 4 millones son extranjeros, a fecha de 2016.
¿Lo de que los chinos no pagan impuestos, eso es verdad? ¿Por qué tienen que venir aquí los chinos a quitarnos el trabajo?, preguntó otro estudiante.
Para desmontar el rumor de que los chinos no pagan impuestos se realizó la dinámica del teléfono de los rumores que pone de manifiesto cómo el boca a boca contribuye a las distorsión de la realidad y se alienta así el prejuicio y el rechazo al extranjero con ideas falsas.
Preguntamos a los estudiantes por los motivos de la inmigración y les recordamos cómo los españoles también fuimos emigrantes. «Se van porque están en malas condiciones en sus países», responde uno. Les contamos cómo se juegan al vida en las pateras y saltando muros con concertinas.
Pero ¿qué culpa tengo yo de que en sus países haya guerras, de que salten las vallas?, planteó otro de los chavales, alumno de un instituto en el que hay 32 nacionalidades diferentes.
«Os animo a conocer a los compañeras y compañeras extranjeras preguntadles, porque si les conoces cambia la perspectiva. Si funcionamos con estereotipos nos perderemos el valor que tiene la diversidad.
Hay que intentar romper la cadena que une estereotipo, prejuicio y discriminación», dijo Lucas Sagredo.
«Yo he venido de Argentina con mi familia. En mi país estábamos muy mal. Aquí estamos bien», dijo un estudiante de 2º de la ESO ese mismo día durante otro taller con dos grupos.
Durante la actividad se proyectaron varios vídeos y los estudiantes participaron en una dinámica llamada El teléfono de los rumores que pone de manifiesto la distorsión de la realidad que se produce con los bulos sobre migración y que la verdad se pierde y deforma con la propagación de rumores.