«Yo soy malagueño, tú eres malagueño, ella es malagueña». Se vuelven a escuchar conjugaciones de verbos en la sede de Málaga Acoge en la calle Bustamante. Tras el parón navideño arrancan de nuevo las clases del español en las cuatro sedes, en Málaga capital, Fuengirola, Torre del Mar y Antequera. Se escucha el arrastrar de sillas, crepitar de papeles, preguntas y risas…cuatro grupos con dos profesores voluntarios en cada uno estudian castellano los martes y los jueves, mañana y tarde.
Eva, David, Luisa, Teresa, María Victoria, Mercedes…son algunas de la veintena de voluntarias y voluntarios que hace posible estas clases organizadas por el Área de Educación de Málaga Acoge. La última voluntaria en incorporarse a este gran equipo ha sido Pilar, que ha comenzado esta semana.
Es de Burgos y pasó tres años en Quito (Ecuador) donde su Congregación, las Ursulinas de Jesús, tienen un comedor social en el barrio para las familias más necesitadas. Cuenta que siempre ha hecho voluntariado en diversas organizaciones y le parece que la enseñanza del español es «muy importante para la acogida de la persona» en nuestra sociedad.
Se procura que en los grupos de alumnos haya al menos dos profesores voluntarios. Pilar valora que de esta forma, la atención y dedicación a cada uno de ellos está garantizada y se abordan realmente las necesidades de cada persona.
«Es la primera vez que coge un lápiz», cuenta la voluntaria María Victoria refiriéndose a una mujer marroquí con cinco hijos que no sabía leer y escribir y que lleva varios años acudiendo a la clases de castellano para aprender nuestro idioma.
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