Por Agustín Olías
Hace unos días leí la historia de Aicha, quien tras varios años de difícil estancia en España, había conseguido sus permisos de residencia y trabajo; me conmovió, reforzando, al mismo tiempo, mi convencimiento que el trabajo de Málaga Acoge con las personas inmigrantes sí merece la pena, y mucho. Aunque hay tanto por hacer que, a veces, te falla el ánimo. En aquella entrevista aparecía el nombre de una voluntaria que colaboró decisivamente en la solución del caso de Aicha.
Esa voluntaria se llama Jacqueline Carreño y he tenido la oportunidad de entrevistarla en su despacho de Alhaurín de la Torre. Me recibe con una amplia y franca sonrisa, que deja traslucir su carácter tranquilo y agradable. Jacqueline es abogada, colombiana, pero mejor que ella se presente:
“Pues sí, tú lo has dicho, soy colombiana, madre de dos hijos de diecisiete y veinte años, titulada en Derecho en 1993 por la Universidad de Santo Tomás de Colombia. Hice unas oposiciones, estuve trabajando en la Fiscalía de la Nación y después en otros trabajos. Resido en España desde hace diez años”.
Por lo que dices, deduzco que tenías un buen trabajo, ¿por qué viniste a España?
Su cara se ilumina un poco más, se ríe tímidamente.
“Suena un poco cursi, pero fue por amor. Yo tenía allí la vida hecha. Estaba casada y con dos hijos maravillosos, con un trabajo que me gustaba, pero mi marido y yo tuvimos problemas sentimentales y nos divorciamos. Un tiempo después conocí a Pedro, mi actual pareja. Fue a través de las redes sociales, ¡bendita tecnología! Nos casamos y decidimos que yo me viniese a España con él, a Barcelona.”
¿Te fue fácil seguir dedicándote a la abogacía aquí en España?
“No, que va. Al principio mi título no estaba homologado, por lo que no podía trabajar como abogada. Como tenía que ganarme la vida, hice un curso de atención a personas mayores, que me llamaba mucho la atención. Tras tres años de estancia en Barcelona nos trasladamos a Málaga. Aquí retomé mis estudios, logré homologar el título e hice un máster de Derechos Humanos con una especialización en Extranjería.”
Y te apuntaste como voluntaria a Málaga Acoge. ¿Cómo fue eso?
“Cuando terminé el máster tenía que hacer unas prácticas. Analizando las opciones, encontré a Málaga Acoge; me gustó lo que vi de la organización y quise hacer aquí las prácticas. Pero no fue posible porque no tenían convenio con la escuela; hice las prácticas en CEAR, pero en cuanto terminé y tuve tiempo, me apunté como voluntaria en Málaga Acoge.“
De eso hace ya un par de años. Siendo abogada su destino en Málaga Acoge tenía que ser el Departamento Jurídico, primero en la sede de la calle Bustamante de Málaga y, en la actualidad, en nuestra sede de Fuengirola. Dedica las mañanas de los viernes a colaborar con Málaga Acoge, de 10 a 13:30. ¿Cómo es posible que un profesional en activo encuentre tiempo y energía para dedicarse desinteresadamente a esta causa?
“Lo único que te puedo decir es que tengo vocación de ayudar al prójimo. Me gusta mi trabajo, y trato de compaginar mi parte profesional con el voluntariado y la vida privada. Siempre que pueda, seguiré con este voluntariado.”
¿Qué tipo de trabajo haces en Málaga Acoge?
“Se mueven todo tipo de circunstancias. Tanto temas administrativos como de asesoría e información: pérdida de tarjetas de arraigo, denegación de tarjetas, cancelación de antecedentes penales, recursos, escritos que deben presentar, trámites de legalización…. A veces las situaciones son muy complejas y difíciles para las personas inmigrantes. El caso es que cuando llego a la oficina de Málaga Acoge, estoy muy ocupada, no paro.“
Con la guerra de Siria, ¿se ha incrementado el número de refugiados que llegan a la sede de Fuengirola?
“No, aquí en Fuengirola no llegan muchos refugiados y los que llegan los remitimos a CEAR, que está especializado en atenderlos. Sí he notado en los últimos meses un incremento en el número de venezolanos que pasan por allí, muy preocupados por conseguir estar legalmente en España.”
Me imagino que, a veces, debe ser duro tratar ciertas situaciones ¿Hay algún caso que te haya marcado especialmente?
“¡Uf!, hay muchas situaciones terribles que te conmueven. Hace poco estuve con una mujer que se había traído a sus hijas de Marruecos a España, con todos los papeles en regla. Pues bien, por error de un abogado que ella contrató, se extinguió la validez de sus papeles, se quedó sin trabajo y sin papeles. y eso es horrible para una persona inmigrante, se le cierran muchas puertas.”
“También me llegó al alma el caso de una mujer casada con un español. Se divorció y no sabía que tenía que informar en Extranjería para que le arreglasen su tarjeta. No lo hizo y le llegó la notificación de extinción de la tarjeta. Es muy duro para la gente. Cuando eres extranjero y no tienes documentación, vives una situación muy tensa; en cualquier momento la policía te puede pedir la documentación y, si no está en regla, te abren un procedimiento de expulsión. Te sientes impotente cuando ves que no puedes solucionar el problema, porque se ha pasado un plazo o porque la persona no reúne los requisitos y la ley es inflexible.”
Para finalizar, ¿puedes dar un mensaje a esas personas que están pensando apuntarse como voluntarias a Málaga Acoge?
“Para ser voluntaria o voluntario es necesario tener una vocación de ayuda al prójimo, porque a veces una quiere ser voluntaria pero no tiene vocación. Cuando las personas inmigrantes vienen aquí, además de solucionar su situación necesitan que les escuchemos, a veces solo les podemos ofrecer información, escucharles y darles palabras de ánimo y eso ayuda mucho. Ayudar a nuestros semejantes es fundamental, siempre habrá personas inmigrantes que no tengan medios económicos para acudir a despachos privados, y gracias a Málaga Acoge reciben información y ayuda”.
Muchas gracias Jacqueline por tu tiempo y, aunque creo que no lo necesitas, ¡ánimo!, tú trabajo es fundamental para muchas personas inmigrantes, al igual que el del resto de abogadas y abogados que colaboran con Málaga Acoge.
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