Por Agustín Olías
Hoy vamos a conocer el trabajo de Lola Avilés, voluntaria de Málaga Acoge en el Área de Educación. Mujer con amplia experiencia en formación y muy activa socialmente, como ella misma nos descubre a lo largo de esta entrevista. Nos reunimos en la sede de la calle Bustamante de Málaga Acoge en la capital malagueña, donde la organización imparte los cursos de español para adultos.
Muy buenos día Lola. Te agradezco que hayas venido esta mañana, pues sé que tú te encargas de dar clases por la tarde. ¿Qué tal fue tu grupo de estudiantes del pasado curso?
Muy bueno. Ha sido un grupo de nivel alto, formado básicamente por dos tipos de personas: los procedentes de Europa del Este y los procedentes de Nigeria. Son gente formada que aprende con facilidad.
Antes de seguir hablando de tu voluntariado en Málaga Acoge, cuéntanos algo de tu vida, para que te conozcamos un poquito.
Mi vida es muy larga, mejor te la resumo, ¡ja ja (risas)! Nací en Madrid, estudié Historia y toda mi vida laboral he sido profesora de Historia en institutos de enseñanza media. Llegué a Andalucía con treinta y cinco años y aquí sigo. Me jubilé en 2007 y yo creo que ese mismo año, o a principio del siguiente, entré en Málaga Acoge.
¿Cómo se te ocurrió hacerte voluntaria de Málaga Acoge?
Desde muy joven he sido muy activa socialmente. Ya en los años setenta, cuando tenía veintitrés o veinticuatro años, estaba trabajando en sindicatos e, incluso, me afilié a un partido político que en aquella época era ilegal. Más adelante, ya en Andalucía, llegué a ser concejal en el Ayuntamiento de Estepona. Pero lo que más me gustaba era el tema sindical.
Retomemos la pregunta, ¿qué te movió a hacerte voluntaria de Málaga Acoge?
Antes de jubilarme ya estaba analizando las opciones que había de voluntariado. Me interesaba especialmente trabajar con mujeres, niños o personas inmigrantes. Cuando conocí la actividad de Málaga Acoge, no me lo pensé dos veces: ¡Era lo que deseaba!
¿Desde que entraste has estado dando clases de español?
Sí, todo este tiempo, excepto un curso, que estuve de baja. Además, durante dos años he desarrollado el cargo de Secretaria en la Junta Directiva. Este año he empezado a colaborar también con la Comisión de Voluntariado.
¿Cómo han evolucionado las clases de español?
Desde mi punto de vista, lo que ha mejorado mucho durante estos años ha sido la organización. Al principio primaban más las ganas y la voluntad de las personas voluntarias que una organización eficiente. Poco a poco hemos mejorado y creo que, ahora mismo, la organización de las clases de español para adultos es muy buena. Organizamos a las alumnas y alumnos por niveles, tenemos material de referencia… Además de la colaboración ente los profesores, que es muy importante. Pero siempre está el problema de la movilidad de las alumnas y alumnos, que por razones diversas y entendibles, o dejan de venir o se incorporan a mitad de curso.
En cuanto a las alumnas y alumnos, ¿se notan cambios en el tipo de personas que vienen a Málaga Acoge?
Siempre me he encontrado más mujeres que hombres en las clases. Al principio había muchas de Europa del Este, principalmente rusas y ucranianas, además de las marroquíes que siempre han sido mayoría. Pero fue curioso porque en un plazo de tres años las personas procedentes de Europa del Este volvieron a sus países de origen; y ahora, con la situación política y económica que se vive en alguno de esos países, han vuelto.
Me imagino que después de tantos años tendrás muchos recuerdos y anécdotas ¿Nos cuentas alguna?
Me viene a la cabeza una alumna que tengo este año. Estuvo aquí, en Málaga Acoge, hace cuatro años y volvió a su país, Ucrania. Pero ahora, desgraciadamente, ha vuelto a España. Y digo desgraciadamente porque ha venido “echa polvo”, debido a la situación de guerra que allí ha estado viviendo. O un joven alumno, también ucraniano, cuya madre le recomendó que viniese a Málaga Acoge, donde ella había sido alumna hace varios años.
Dada tu implicación en Málaga Acoge, parece una perogrullada que te pregunte si te gusta lo que estás haciendo en la organización y si te sientes satisfecha de los resultados.
Llevo ya más de siete años en Málaga Acoge, siempre dando clases de español, menos el año que estuvo de “baja”, y estoy muy satisfecha de lo que hacemos aquí. El equipo de profesores de español es muy bueno, con mucha experiencia, y no lo digo solo porque la mayoría seamos jubilados. Lo digo también pensando en los jóvenes voluntarios que dan clases de español, que están muy preparados, que proponen nuevas y buenas ideas que a mi nunca se me hubiesen ocurrido: aprendo mucho de ellos.
Me decías al principio que este año estás trabajando también en la Comisión de Voluntariado.
Sí, me parece muy importante el tema del voluntariado. Creo que desde la organización tenemos que dar un paso más en hacer que las personas que se acercan a Málaga Acoge con el deseo de ser voluntarias, se entusiasmen e ilusionen con lo que hacemos, que se sientan arropadas en los primeros momentos y que rápidamente se integren. En definitiva, que se sientan orgullosas y orgullosos de estar en Málaga Acoge.
¿Qué mensaje darías a la gente que está pensando ser voluntaria o voluntario de Málaga Acoge?
Primero, una idea general: la situación de las personas inmigrantes se grave y tenemos que darle solución entre todas y todos, cada uno aportando su granito de arena. Vamos a tener un mundo muy enrevesado a nivel humano y tenemos que prevenir esto entre todas y todos.
Segundo, a nivel personal: cuando vengo a dar clases puedo venir más o menos contenta, más o menos animada, pero cuando salgo de Málaga Acoge, siempre salgo feliz. Hay una comunicación humana y un afecto increíbles; tú mismo te multiplicas. Aunque solo fuera por egoísmo personal, el voluntariado merece la pena. Los jóvenes deben inmiscuirse y comprometerse en lo social. Y los mayores y jubilados, más todavía. Tenemos a una compañera voluntaria en las clases de español que me cuenta que va a la Universidad de Mayores. Dice que es una actividad fantástica, pero que no trasciende del propio aprendizaje. Pero en cambio, cuando viene a dar clases a Málaga Acoge, se entusiasma, “es un filón”: humanidad, afecto, comunicación… ¡La cantidad de cosas que se aprende de los alumnos!
Es cierto que, a veces, te encuentras con algún alumno que viene porque no tiene más remedio; sobre todo hombres jóvenes, gente que ha vivido bien en su país y, de pronto, se ve en la necesidad de emigrar y aprender un idioma extraño. Vienen a Málaga Acoge, pero se sienten mal, como humillados. Pero son una excepción.
Me despido de Lola agradeciendo el tiempo que me ha dedicado y, sobre todo, agradeciendo su trabajo a lo largo de estos años de voluntaria de Málaga Acoge. Y espero que aporte mucho y bueno en la Comisión de Voluntariado.