Genoveva y Nordin, compañeras del área de Empleo y de Puerta Única, respectivamente, trabajan a diario con los menores no acompañados que llegan a Málaga. Les orientan sobre cuestiones como documentación, vivienda, formación y empleo, pero sobre todo son sus referentes, su apoyo y su familia. En una reunión de trabajo, hablan desde su propia experiencia de la realidad de estos jóvenes en movimiento y las dificultades que enfrentan en su proyecto migratorio.
MOTIVOS PARA MIGRAR
Geno: Las vías de entradas de menores a Málaga normalmente se realizan, o bien a través de pateras que son interceptadas por Salvamento Marítimo y en este caso los menores son subsaharianos; o bien a través del Melillero como polizones o en los bajos de camiones, y en este caso los chicos son marroquíes.
Nordin: La mayoría de niños que llegan a la provincia de Málaga son marroquíes. Algunos son subsaharianos, de Costa de Marfil, de Ghana, pero generalmente provienen de dos lugares de Marruecos: de barrios pobres y periféricos de Fez y Tánger, habitados por familias que se han trasladado del campo a la ciudad. Estos chicos no tienen la oportunidad de estudiar porque se está potenciando la educación privada en detrimento de la pública, lo que significa que hay un gran sector de personas que no pueden acceder a la educación o acceden a centros educativos sin calidad. Se ven en la calle sin hacer nada, sin futuro ni oportunidades laborales. Si bien antes una de las salidas era la inmigración ahora se ha convertido en la única salida de futuro. Emigrar a Europa se ha convertido en la única opción para ellos para tener un proyecto de vida.
Geno: De manera que se plantean la inmigración desde la inmadurez sin tener un proyecto migratorio realmente elaborado. Ellos quieren venir a Europa a a buscar una vida mejor, a trabajar, a generar economía, para volver a su país de origen a apoyar a su familia. Estas expectativas generadas no siempre se adecúan a la realidad.
EL CASO DE LAS CHICAS
Nordin: El perfil de las niñas es diferente. Durante los pasados dos años, sólo han llegado a nosotros tres o cuatro chicas. Eran argelinas.
Geno: Hay casos de chicas pero el índice es bajo, porque aunque sean menores de edad no se declaran como tales y su proyecto migratorio es otro. En la recepción en puerto no tienen tiempo ni espacio para hacer un verdadero triaje de las situaciones de extrema vulnerabilidad. Hemos tenido casos que las chicas han sido identificados como menores a posteriori porque han ido a hacerse una interrupción voluntaria del embarazo y ha sido el médico quien la identificado como menor.
Entre las personas que llegan al Puerto de Málaga tras ser rescatadas de pateras hay víctimas de trata, mujeres cuyo destino es la explotación sexual y que no llegan a ser detectadas como tales. En ocasiones son menores tratadas desde origen. Sobre el negocio invisible de la trata habló la activista Helena Maleno y otras expertas en unas jornadas que Málaga Acoge organizó en Antequera.
MENORES DE EDAD
Geno: Son ellos y ellas las que se tienen que identificar como menores de edad, y sólo en ese caso los llevan a hacerse la prueba de determinación de edad sin pasar por Fiscalía de Menores y entrevistarse con el Fiscal, que es lo que se debería hacer.
Está sucediendo con jóvenes, que sabemos que son menores, que están siendo tratados administrativamente como mayores de edad por el resultado de la prueba oseométrica y se les está incoando expediente de expulsión. Por lo tanto sí es cierto que hay menores de edad en las calles de Málaga. Pero la administración no los reconoce como menores.
Si la prueba oseométrica determina que una persona es menor de edad es derivada a Centros de Asistencia Inmediata (CAI). Antes pasaban a residenciales básicos, pero desde que en 2017 se aprobó un plan de emergencia están siendo derivados a estos centros en Granada, Almería, Cádiz y Huelva. En Málaga no existe más recurso formal que el Albergue Municipal y San Juan de Dios que es donde envían a los jóvenes que se declaran menores hasta que se demuestre su minoría de edad y pasar después a disposición de la Administración.
Nordin: No son sitios adecuados para los chicos. En una de estas instalaciones, tenemos a un chico de Ghana y llevamos desde enero tratando de demostrar que es menor. Tenemos la fotocopia de su pasaporte.
Geno: El único documento que admiten como válido es una partida de nacimiento con la foto actual del chico. Si no cumple con este requisito no valoran otros como pruebas documentales de su minoría de edad.
Nordin: Hay muchas trabas en los consulados de los países de origen para conseguir la documentación. Unos países colaboran más que otros, pero no es fácil y mientras estos niños están en la calle.
Geno: El problema de los CAI es que son centros de acogida inmediata en los que no se trabaja un proyecto de intervención, lo que se hace es una diagnosis y se va buscando el recurso hacia el que derivar al menor. El tiempo de estancia no debe exceder los tres meses porque las tramitaciones administrativas no se hacen desde los CAI, sino desde los centros residenciales básicos. Se está alargando tanto el tiempo de estancia en los CAI que, o bien cumplen la mayoría de edad en estos y se quedan indocumentados, o bien pasan a los centros de menores ya muy tarde con lo que el tiempo que se tiene para documentarlos allí se acorta mucho y pueden cumplir la mayoría de edad, sin ni siquiera tener el desamparo declarado. Los CAI no están funcionando como fueron concebidos en origen y están generando un tapón para la integración de los menores extranjeros.
PROCESOS DE REGULACIÓN: LA PESADILLA
Geno: Primero se les da a los menores un permiso inicial de residencia por un año, luego hay una primera renovación por dos años, una segunda renovación por otros dos años y el permiso de larga duración a los cinco años, que al fin les permite trabajar.
Es en el momento en el que se declara el desamparo del menor cuando se inicia el proceso de regularización y se le otorga el permiso de residencia de un año de duración. Pero la fecha de inicio, es la fecha de entrada en el sistema de protección de menores y no la fecha de declaración de desamparo por lo que a veces los jóvenes cumplen la mayoría de edad sin conseguir el permiso de residencia o les queda poco tiempo para poder cumplir con los trámites burocráticos requeridos.
El tema del permiso de residencia, de la tarjeta no lucrativa, es la pescadilla que se muerde la cola.
En España, una persona menor, a partir de los 16 años y con el consentimiento de sus padres puede trabajar, por lo que cualquier menor estando en el sistema de protección de menores, debería tener el mismo derecho. Así se engranaría un mecanismo que le permitiría la emancipación porque va a necesitar unos medios de vida, no sólo para regularizar su situación administrativa también para mantenerse y vivir. La verdad es que hay muy poca voluntad política.
Nordin: Muchos de ellos han estado trabajando de manera informal es sus países de origen para llevar dinero a su casa y ahora ven que no pueden hacer nada. Se sienten agobiados y comprometidos con su familia, sienten la presión de la responsabilidad sobre sus hombros.
CENTROS DE MENORES
Geno: ¿Por qué se escapan de los centros de menores? El tiempo de estancia en los centros de menores, lo viven como una cárcel porque ellos han venido a trabajar para ayudar a sus familias, para tener un futuro, y aquí les decimos que no pueden trabajar.
Las competencia de los centros de menores están transferidas a entidades sociales y realmente la Junta de Andalucía lo que tendría que hacer, y no está haciendo, es fiscalizar las intervenciones que se está haciendo con los jóvenes en los centros. Es un colectivo muy vulnerable porque a la condición de menor se suma la condición de extranjero y el de no estar acompañado y hay centros que se ponen esfuerzos y otros no tanto.
LA MAYORÍA DE EDAD
Geno: Ellos creen que cuando salen del centro de menores al cumplir los 18 años empieza su vida y viene la segunda bofetada porque lo que comienza es la desprotección. No pueden trabajar porque no tienen permiso de trabajo ni lugar donde vivir ni qué comer. Sólo un pequeño porcentaje de jóvenes que han estado tutelados por la Administración al cumplir los 18 años entran en programas de pisos.
Nordin: Así que te encuentras chavales que cuando salen de los centros de menores tienen una desorientación total. No hay recursos suficientes ni adecuados para trabajar con los jóvenes que cumplen la mayoría de edad. Los dispositivos que hay para personas sin hogar muchas veces no están preparados para trabajar con estos chicos.
Geno: La respuesta que ha venido dando la Administración es que Málaga es un sitio de tránsito para el colectivo ex mena y estamos viendo que esto no es real. En muchos casos, efectivamente es un espacio de tránsito hacia la reagrupación con otros miembros de su familia en Europa, pero en otros, no. Cuando un joven cumple la mayoría de edad se informa a Puerta Única que busca plaza en Juan de Dios o al albergue municipal y no son espacios para estos chicos. Están haciendo esfuerzos para adaptarse a esta nueva realidad y los profesionales de estos recursos cada vez están más sensibilizados. No es lo mismo trabajar con un adulto que con un chico que ha estado tutelado en un centro de menores y ahora está en la calle.
En el periodo que va desde que los jóvenes cumplen 18 años hasta que pueden trabajar (vital para emanciparse) o bien están en situación de calle o bien están en recursos residenciales de emergencia. No son lugares aptos para personas tan jóvenes porque sólo pueden pernoctar y comer y el resto del día lo pasan en la calle. En este momento es donde se produce el deterioro mayor, porque para enfrentar esta dura situación pueden comenzar el consumo de drogas, la emisión de delitos, la prostitución… nadie habla de esta situación de vulnerabilidad y esto sí que es opaco y grave.
Cuando a estos chicos les están privando de la oportunidad de tener un empleo los estás condenando a la absoluta exclusión porque además les están pidiendo una madurez que no pueden tener. Aunque consigan salir de esa fase de exclusión, ese deterioro perjudica mucho su expediente porque los problemas que han tenido son grandes y generan unas sinergias contrarias a lo que es la emancipación: problemas administrativos, penales, de consumo de drogas, conflictividad o rebeldía.
El seguimiento por parte de servicio de protección de menores, una vez son mayores de edad, no se hace y las entidades sociales, como Málaga Acoge, somos las que estamos prestando auxilio en una situación que realmente debería ser a la inversa: la complementar el trabajo de la Administración y no sustituirlo. Para dar una mejor respuesta en 2017 se creó la Comisión Técnica de Extutelados dentro de la Agrupación de Desarrollo de Personas Sin Hogar donde estamos todas las entidades sociales que trabajamos con este colectivo. Forman parte Cáritas, Asociación Marroquí, Rais Fundación, San Juan de Dios, el Albergue, Puerta Única, Málaga Acoge, ACCEM y colabora Don Bosco e invitados son Mundo Infantil y Fundación Labora.
LOS DATOS DE LA CIUDAD DE MÁLAGA
Geno: El cómputo de los menores es muy arbitrario porque el registro a nivel andaluz que existe sobre los MENAS no funciona bien. Hace unos meses preguntamos a la Junta de Andalucía a través de su portal de transparencia sobre cuántos MENAS están escolarizados en formación reglada y la respuesta fue que no tienen esa información. En Málaga Acoge desde enero a mediados de mayo de este 2018 hemos atendido a 76 ex-tutelados o chicos que están próximos a la mayoría de edad.
Nordin: De esos 76 jóvenes, algunos están en los pisos de Málaga Acoge, Don Bosco y Cáritas. Luego hay cuatro chicos pernoctando en San Juan de Dios, cinco en el Albergue y 2 en Café y Calor. En el piso de emergencia de la Asociación Marroquí hay cinco. En resto está viviendo en la calle, debajo de puentes o en casas ocupadas con otros jóvenes.
ASPECTOS PSICOLÓGICOS
Geno: Como profesionales debemos hacer autocrítica. Nosotras, técnicas sensibilizadas con el colectivo muchas veces vamos a lo práctico, a salvar la situación administrativa, a que tengan un proyecto de vida y miramos poco al alma del chico. Hay poca cultura de la reparación del daño y del dolor y esto lo tenemos que asumir y es un punto flaco que tenemos en el sistema de protección de menores y las entidades sociales. No estamos mirando bien la identidad del chico, su frustración acumulada por un sistema de protección que no les ha protegido y ha alterado su proyecto migratorio. Están cerrados a las relaciones de confianza. El trabajo que tienes que hacer para lograr convertirte en una referente para ellos es muy a largo plazo y muy constante y tienes que estar muy cerca suya. Desde Málaga Acoge estamos intentando trasladar este espíritu a la Comisión de Jóvenes en la Agrupación de Personas Sin Hogar.
Nordin: Muchas veces nosotros tenemos unos objetivos pero son los nuestros, no los de ellos. Estos chicos no tienen familiares y nos ven a nosotros como una referencia. Somos como su familia. Vemos como tienen puesto un muro delante, están dentro de la sociedad pero al mismo tiempo están excluidos y no pueden dar ese paso de integración porque les resulta difícil. Hay un dicho francés que dice “vivimos en un mundo que no perdona jamás a los débiles”.