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Málaga Acoge ha querido aclarar y contextualizar ciertos discursos que se han publicado en la prensa local sobre el supuesto fenómeno de los «Menas-Erasmus». Según nuestra coordinadora del Área de Jóvenes, Genoveva Pérez, estas noticias tienden a estigmatizar a los niños y niñas migrantes y a sus familias, generando un impacto negativo que solo contribuye a la discriminación y exclusión de quienes ya se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Pérez señala que usar términos como «Menas-Erasmus» o alarmistas como «aluvión» o «colapso» en referencia al número de llegadas de chicos y chicas induce a la población a buscar un chivo expiatorio para sus dificultades, un caldo de cultivo para el odio que divide en lugar de unir.
La coordinadora subraya que la mayoría de estos menores ha atravesado riesgos extremos para llegar a Málaga, durante los viajes en patera o escondidos en los bajos de los camiones, viniendo en su mayoría de Marruecos y el resto de países subsaharianos. Huyen de violencia directa y también de la violencia económica, ya que la diferencia en el índice de desarrollo humano con España es abismal, afectando su esperanza de vida, acceso a la educación y condiciones de vida básicas. Esta realidad hace legítima su búsqueda de una vida mejor. «Nosotros ocupamos hoy el puesto 28 y Marruecos el 120 en el Índice de Desarrollo Humano. Cuando la diferencia es tan grande, a un lado y a otro de la frontera, y en un mundo absolutamente globalizado y comunicado, es normal que quieran una vida mejor».
Además, Pérez recuerda que aunque se suele hablar del perfil de estos jóvenes, no se valora suficientemente lo que aportan. Muchos tienen trayectorias migratorias claras y mediante sus contratos de trabajo y el pago de impuestos contribuyen al bienestar social. En la pandemia, por ejemplo, fueron ellos quienes, junto a solicitantes de protección internacional, trabajaron en la agricultura para que la sociedad pudiera seguir teniendo productos frescos. Esta aportación suele ser ignorada en el discurso público.
Pérez advierte sobre la normalización de discursos de odio cuenta con el impulso de la entrada de partidos de extrema derecha, y aunque todas las personas merecen respeto, considera que no todas las ideas deben ser aceptadas sin crítica.
Así, en en una entrevista reciente concedida esta semana en el magazine Málaga Aquí y Ahora Canal Málaga TV, aportó declaraciones que complementan y amplían la realidad sobre estos menores migrantes. Explicó que desde la entidad no consideramos que exista el fenómeno conocido como «Menas-Erasmus» en Málaga y advirtió de que el término «menas» cosifica a los niños y niñas y pone el foco en su condición de extranjeros, dejando de lado que son menores que buscan una vida mejor. En este sentido, aclaró que algunos menores viajan acompañados de sus familias, pero esto no responde a un nivel adquisitivo alto, como se mencionaba en las publicaciones, sino a que muchas entradas se hacen en condiciones de alto riesgo, como el viaje en patera, y la presencia de adultos busca proteger su vida, descartando que se trate de un fenómeno turístico.
Respecto a la percepción mediática de «colapso» de menores en Málaga, Pérez precisó que el número de menores migrantes ingresados durante el presente año -poco más de cien- es menos de la mitad que en el año anterior. Explicó que la saturación de los centros de menores se debe principalmente al cierre de centros, como el Virgen de la Esperanza, y a la reducción de plazas disponibles, y no al incremento de la demanda. Subrayó que dentro del sistema de protección, más del 80% son menores nacionales.
Sobre el fenómeno «Menas-Erasmus», recalcó que no tiene conocimiento de casos de familias acomodadas que «abandonen» a sus hijos aquí. Como entidad referente, que acompaña a jóvenes migrantes, Málaga Acoge no se ha encontrado con menores en estas situaciones.
Finalmente, reforzó que aunque la noticia habla de un fenómeno extendido a otros territorios, en Málaga el fenómeno no es significativo ni notorio.
Con esta perspectiva, Málaga Acoge busca desmontar estereotipos y promover una visión humanizada y realista de estos y estas jóvenes, invitando a la sociedad a verlos como una oportunidad y no un problema, ya reconocer el valor real que aportan a la comunidad local.





