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Cuando recuerda su camino y echa la vista atrás, a Rud se le aguan los ojos. Llegó a España un 17 de noviembre de hace ocho años desde Colombia, con la maleta cargada de incertidumbre y la convicción de salir adelante por sus hijos. “Yo llegué a España un 17 de noviembre hace ocho años”, dice, como marcando con precisión una fecha que le cambió la vida
Su historia comenzó mucho antes, cuando con apenas 18 años salió de su casa, siendo ya muy independiente y madre joven. Aquella experiencia temprana le dio la entereza que necesitaría más tarde para empezar de cero en otro país. “Fue difícil porque no es tu país, pero me encontré gente muy buena”, recuerda.
Rud llegó sola y pronto consiguió su primer trabajo como interna en una familia. Fue tiempo de mucho esfuerzo hasta que, al año, trajo a su hijo Samuel, que había dejado en Colombia. “Mis hijos me daban las fuerzas para salir adelante. Mi hijo, y mi hija que está aún en Colombia con mis padres, y que me propuse no traer hasta conseguir mis papeles”. Esa meta —los papeles— también la alcanzó gracias a su empeño y a un contrato obtenido como trabajadora de hogar. “Por mi esfuerzo y mi trabajo yo he obtenido mis papeles”, subraya orgullosa.
El camino, sin embargo, no fue fácil. Pasó épocas de inestabilidad en las que un mes tenía empleo y al siguiente no, sin otro sostén más que su propia resiliencia: “Yo estaba sola, me he pagado todo sola, no tengo pareja ni nadie que me apoye, pero aunque he pasado mis circunstancias no me ha faltado nada. Me caía y me levantaba”. Ha trabajado como cuidadora, en guarderías, de interna, limpiando en casas, y ahora lo hace en un bazar con largos horarios.
Entre las dificultades más duras, Rud señala la vivienda. Actualmente vive en un estudio pequeño, sin posibilidad de empadronarse allí con su hijo. Esto la ha obligado a mantenerse empadronada en otro domicilio mientras paga alquileres elevados. “Estamos buscando otro sitio entre dos personas, un lugar en el que tener una ventana por la que entre claridad y el que pueda empadronarme”, explica.
Samuel, su hijo, acaba de comenzar el instituto. Él es uno de los niños que acompañamos en el programa de Educación de Málaga Acoge en el colegio San José de Calasanz. “Este apoyo del refuerzo educativo ha sido de gran apoyo para mí”, reconoce, agradecida también por el acompañamiento recibido desde las áreas social y jurídica de la entidad.
Su mirada está puesta en el futuro. Tan pronto reciba su tarjeta de residencia definitiva, podrá traer a su hija pequeña de ocho años, a quien no ve desde que la dejó con apenas dos. “Voy a traer a mi niña. Yo sé que teniendo salud tendré trabajo y mis niños no van a pasar hambre”. Ese es su gran sueño: estar junto a sus hijos en Málaga, dándoles la oportunidad de estudiar lo que deseen y crecer en un entorno con más opciones que el que les ofrecería Colombia.
La Rud de hoy no es la de hace ocho años. Ella misma lo constata: “La Rud de 2017 y la de ahora son totalmente diferentes. Ahora veo más claras las cosas. Me centré más”. Su relato es también un mensaje de aliento para otras mujeres migrantes que atraviesan caminos similares: “Nosotras podemos, si nos lo proponemos siempre vamos a poder salir adelante en cualquier situación a pesar de todos los problemas”.
En medio de los recuerdos, también asoma la nostalgia. Extraña a su familia en la tierra que dejó. Nació en Popayán, pero creció en Bogotá, donde llegó desde el campo. Sus estudios de bachillerato y de cuidado de niños también ocupan un lugar importante en su memoria.
A pesar de tantos retos, Rud ha aprendido a no dejarse vencer por las dificultades. “Yo aquí aprendí a que no me iba a afligir ni por dinero ni por trabajo ni por nada porque todo llega, si no es por un sitio es por otro. A una le toca buscar soluciones”.
A Málaga Acoge y su gente, en su 35 aniversario, les dedica un mensaje sincero: “Me siento satisfecha de haberlos conocido, son unas excelentes personas”. Y sonríe, porque sabe que todavía queda mucho por andar, pero ya se reconoce en esa mujer luchadora que ha sabido mantenerse en pie.
Esta entrevista forma parte de una serie especial realizada por Málaga Acoge con motivo de nuestro 35 aniversario. A través de estas historias de vida, queremos visibilizar la fuerza, la determinación y la esperanza de las personas que acompañamos cada día. Sus testimonios reflejan el valor de la diversidad y la importancia de la solidaridad para construir una sociedad más justa e inclusiva. Gracias por acompañarnos en este recorrido y por celebrar con nosotros más de tres décadas de apoyo y nuevos comienzos.





