
Un grupo de hombres en tercer grado penitenciario del Centro de Inserción Social Evaristo Martín Nieto de Málaga participaron esta semana en el taller «La Má$-cara de la Masculinidad». En esta experiencia participaron diecisiete personas con el objetivo de reflexionar sobre el proceso de construcción de identidad del sujeto masculino y analizar al relación entre ese modelo hegemónico y las prácticas de riesgo asociadas al mismo.
Durante el taller, se exploraron las creencias y expectativas que han acompañado a los participantes desde la infancia, compartiendo historias y reconociendo cómo muchas veces han intentado encajar en un molde que no siempre les representa. Se abordó el tema del patriarcado de manera sencilla, permitiendo comprender la dimensión negativa y dañina de un modelo de sociedad patriarcal. Además, se llevó a cabo un trabajo de indagación sobre posibles alternativas al ejercicio tradicional de la masculinidad, poniendo los cuidados como eje central y brújula que posibilite otras formas de ser hombre.
Reconocer que no es necesario seguir esos patrones fue un paso importante para todos. También se reflexionó sobre el valor de los cuidados, cuestionando por qué a menudo se considera que cuidar es responsabilidad de otros y descubriendo que el cuidado puede formar parte de la identidad masculina. La metodología fue completamente práctica, basada en debates, dinámicas de grupo, visionado de vídeos y conversaciones sinceras, lo que permitió a los participantes expresarse y escucharse mutuamente. Al finalizar el taller, impulsado desde nuestro programa de Prisiones, muchos reconocieron que llevaban puesta una “máscara” sin darse cuenta y que empezar a quitársela les ayudó a sentirse más libres y a conectar mejor consigo mismos y con los demás. La experiencia demostró que no existe una única manera de ser hombre y que mostrarse tal y como uno es resulta liberador. Este taller representó un espacio seguro y sin juicios, donde cada participante pudo salir con nuevas ideas y con el deseo de seguir descubriéndose.
Nuestra compañera Noemí Góngora, que impartió el taller y coordina el Área de Género de la entidad, explica que uno de los principales objetivos fue que los participantes «pudieran identificar cómo están permanentemente condicionados a cumplir con un rol masculino impuesto socialmente». A través de distintos ejercicios, se les invitó a reflexionar sobre cómo han llegado a ese lugar en el que sienten la necesidad de encajar en un modelo concreto de masculinidad, cuestionándose qué significa realmente «ser hombre».
A lo largo de las sesiones se abordó el proceso de socialización de género, analizando quiénes son los agentes que transmiten estos mensajes y cómo influyen en la construcción de la identidad masculina. Se trabajó sobre los ritos y acontecimientos significativos en la vida de los participantes que, tradicionalmente, se consideran hitos en el paso hacia la masculinidad, como ser padre, empezar a trabajar, cumplir el servicio militar, tener pareja, independizarse o experimentar cambios físicos como el crecimiento de la barba. También se exploraron otros ritos de paso, como el consumo de alcohol, jurar la bandera o sacarse el carné de conducir, que refuerzan esa construcción social de lo masculino.
Góngora señaló que, una vez interiorizado ese imaginario masculino, resulta difícil salirse de él, no necesariamente porque se sientan cómodos o puedan sostener siempre esa etiqueta, sino porque existe una fuerte presión social que asocia el abandono de esos comportamientos con dejar de ser un «verdadero hombre». «Eso nos lo inculcan desde chicos», afirmó uno de los participantes mientras que otro reconoció que «siempre tenemos que llevar una careta» por encajar en la etiqueta.
Durante la primera sesión, se profundizó en el modelo de masculinidad hegemónica, cómo se construye y quiénes lo perpetúan. La segunda sesión se centró en evidenciar los daños, riesgos e impactos negativos que este modelo puede causar, y en buscar alternativas más saludables y beneficiosas. Se puso de relieve que es posible ejercer una masculinidad menos tóxica y que los cuidados no restan valor a la identidad masculina. De hecho, al hablar sobre las figuras masculinas que admiraban, los participantes destacaron cualidades relacionadas con el cuidado, el apoyo y la escucha, más que con los atributos tradicionalmente asociados a la masculinidad hegemónica.
Una vez finalizado el taller pedimos a los participantes que expresaron de manera anónima sus valoraciones del taller, qué es lo que se llevaban, y las recogimos en un buzón de propuestas. Entre otras se pueden leer: «Que hay que ser más empático con el otro sea del sexo que sea y hay que ser uno mismo sin miedos y con honestidad», «Cambiar la manera de pensar», «Yo me llevo que no es correcto lo que creo que es y que hay que cambiar muchas cosas», «Me llevo una experiencia de reflexión», «Me he dado cuenta de que nos han hecho ser un modelo de persona que no es el adecuado», «¡Gracias!
Esta actividad se enmarca en nuestro proyecto Inclusión de personas privadas de libertad en situación de vulnerabilidad que llevamos a cabo con el apoyo de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.


















