Géminis dice que el camino que ha hecho en España desde que llegó de Cuba en 2023 ha sido bueno y malo. Malo porque cuando decidió venir para casarse con su pareja española y vivir en Málaga no imaginaba las violencias que sufriría. La «parte buena», dice, fue conocer la asociación, donde la acompañamos y colabora como voluntaria en la sede de Fuengirola. En estos días participó en la formación de dinamizadoras comunitarias en prevención de violencias machistas.
«Llegué a Málaga en abril de 2023 y enseguida se empezaron a ver indicios de violencias: lo mío era atender la casa, atenderle a él, nada más; no podía estudiar, ni buscar empleo», cuenta esta mujer licenciada en Informática, que ha ocupado cargos directivos en distintos sectores en su país, donde trabajó desde muy joven. «Recién graduada y durante siete años dirigí una escuela de formación de socorristas en La Habana y después fui directora del departamento técnico y servicios de una empresa de pesca. Me sentía feliz. Hacía lo que me gustaba. Si aposté por venir fue porque creía que iba a tener un futuro mejor para mí y mi familia», relató, «y al principio todo era bonito».
Géminis, que elige este nombre para preservar su privacidad, tiene una hija de una pareja anterior que vive con su madre en Cuba y a la que echa mucho de menos. Cuando habla de ella se emociona y se convence de que debe superar los miedos y la ansiedad. «La convivencia en un teatro. En casa me pongo una máscara y me la quito cuando salgo. Tengo que reírme de un chiste que no me hace gracia, dar una opinión contraria a la mía, no puedo ser yo, no puedo vestirme como yo quiero, comer lo que yo quiero, dependo económicamente de él». Dice que no sabía cuántas violencias estaba sufriendo -psicológica, económica, documental- hasta que llegué a la asociación y empezó a aprender a cómo actuar en cada momento.
Aunque reconoce que tiene días «fatales», está más fuerte, «sobrellevándolo» y convencida de que va a salir adelante. «He ganado confianza en mí, tengo más perspectiva de lo que quiero hacer y el camino que quiero tomar», asegura Géminis, que se ha matriculado en un curso de técnico auxiliar de cuidados de enfermería y es voluntaria en varias entidades aparte de Málaga Acoge. El día de mañana le gustaría emprender en un trabajo que implique el apoyo psicológico y social a adultos mayores, mujeres y niños.
En estos días, Géminis terminó la formación de dinamizadoras comunitaria en prevención de violencias machistas en la que «mutuamente nos hemos dado fuerzas las unas a las otras y hemos adquirido una enseñanza tremenda en cuanto a nuestros derechos y búsqueda de soluciones a las situaciones que se nos puedan presentar». El hecho de crear vínculos con otras mujeres confiere una gran fortaleza «porque ya no te sientes sola sino con una familia que te acompaña».
Esta formación se enmarca en el proyecto de Málaga Acoge de Prevención Comunitaria de las Violencias Machistas y es un ejemplo de cómo la unión entre mujeres puede transformar realidades.
Si bien antes tenía un grupo de amigas cubanas, ahora cuenta con uno internacional, de mujeres de distintos orígenes, y eso dice que le da «seguridad, confianza, fortaleza, ganas de aprender y hacer más».
En el proceso de homologar su título de Bachiller, acude cada lunes a nuestra sede de Fuengirola donde es voluntaria en la primera acogida de las personas que tocan la puerta de la asociación. Asegura que el acompañamiento de la entidad le da fuerzas y que ha empezado a poner por escrito sus vivencias y plasmar sus sentimientos. A veces se pregunta cómo ella que trabajó desde los 17 años ha podido llegar a esta situación y sentirse a veces «tan incapaz y tan poca cosa». Pero ahora ya va se ve capaz de «cambiar el chip» y bailar frente al espejo.
«Nunca tuve la ilusión de irme de Cuba. Me ha tocado transitar una etapa de mi vida que no buscaba. Pero «la vida te obliga a superar los miedos y la ansiedad». Si estoy aquí es por algo», concluye.