Por Agustín Olías.
Hoy vamos a conocer a dos nuevas personas voluntarias del Área de Educación de Málaga Acoge. Son una muestra de la nueva “hornada” de personas que han decidido ofrecer unas horas de su vida para ayudar a sus semejantes; en este caso, ayudando a personas inmigrantes a aprender español. Os los presento: Alina y David.
Cuando llego a la sede de Málaga Acoge en la calle Bustamante de Málaga, me encuentro con cuatro grupos de alumnos de español en plena actividad. Busco el grupo de Alina y David y, con su permiso, me uno a la clase, solo como espectador. El grupo está formado por ocho personas, que no saben casi nada de español, aunque están alfabetizados en sus respectivos países, algunos de ellos con título universitario, como más tarde descubriría. Hoy la clase se centra en conocer los números en español y, algo muy útil para ellos, aprender a rellenar un formulario, conociendo las palabras que allí aparecen (nombre, apellido, profesión, etc.). Nuestros profesores siguen la metodología seleccionada por Málaga Acoge, pero eso no es óbice para que, de vez en cuando, introduzcan algún juego didáctico que haga las clases más amenas y ayude a las alumnas y alumnos a desinhibirse.
Tanto Alina como David están entregados a su tarea. Con paciencia y humor sortean los momentos en que alguien se atasca en algún ejercicio. Creo que hay un muy buen ambiente en el grupo. Al finalizar la clase, me quedo charlando con Alina y David; quiero que nos cuenten algo de su vida, de sus razones para estar hoy aquí, en Málaga Acoge, y de cómo se sienten.
Alina nació en Melilla hace treinta años, aunque a los seis años su familia vino a vivir a Málaga, a la Cala del Moral concretamente. Es periodista. David procede del otro extremo de España: de Asturias. Tiene treinta y dos años y es profesor de español e inglés, aunque ha estado trabajando en el sector turístico. Lleva en Málaga tres meses excasos.
¿Por qué os habéis apuntado a Málaga Acoge?
Alina lo llevaba pensando desde hace varios meses. Pero cuando se enteró por Facebook de que Málaga Acoge necesitaba personas voluntarias para dar clases de español, no lo pensó más. Le gusta dar clases (ya lo ha hecho, de redes sociales y comunicación) y quiere dedicarse a ello, así que ¿por qué no hacer lo que le gusta ayudando a los demás?. ¡Qué gran oportunidad!
David ya había trabajado en una ONG parecida a Málaga Acoge en su Asturias natal. Y cuando vino a Málaga quiso seguir ofreciendo algo de su tiempo ayudando al prójimo en lo que sabe hacer muy bien: dar clases de español.
¿Qué os atrae del voluntariado?
Aquí David toma la palabra: “He sido emigrante, igual que las personas con las que me encuentro aquí. Conozco las dificultades con las que te enfrentas cuando estás en un país extraño del que no conoces su lengua. Pero más importante que encontrar un sitio donde aprender el idioma, es encontrar un sitio donde te reciben amablemente, te hacen caso, te ayudan. Digamos que siento empatía por su causa.”
Aunque solo lleváis dos semanas de clases, ¿cómo es vuestra relación con las alumnas y alumnos? ¿Cómo responden a vuestros esfuerzos en enseñarles?
Alina y David son unánimes en sus comentarios. Ven que las alumnas y alumnos quieren aprender rápidamente, pues lo necesitan. Sienten una reacción positiva por su parte, algo así como que están “enganchadas y enganchados” al curso. Se sienten orgullosos de poder ayudarles; comentan la situación de los cuatro ucranianos que hay en el grupo, veinteañeros que han dejado atrás a su familia y amigos, en un país en guerra. Se ponen “en su pellejo”.
¿Qué le diríais a alguien que está dudando si apuntarse o no como voluntaria o voluntario a Málaga Acoge?
Alina: “Que no se lo piensen, hacen mucha falta voluntarios. Aunque sea un poco egoísta, pienso en que yo necesitase esto en un futuro en otro país. A mi me llena de energía; a veces estoy en casa un tanto abatida, pensando en lo difícil que es encontrar trabajo. Pero vengo aquí, veo lo importante que es nuestro trabajo para la gente y lo agradecida que es, y me lleno de alegría y vitalidad. Te cuento algo que me emocionó mucho: mi primer día en Málaga Acoge trabajé con un grupo de alfabetización, el más básico. Cuando terminamos la clase, una mujer marroquí estaba orgullosa de haber aprendido a diferenciar la “e” de la “i”, ¡una cosa tan básica, pero que para ella era un gran triunfo! Me llegó al alma su agradecimiento y alegría por el logro.”
David: “Que lo hagan. En un momento tan difícil y complicado como éste, poder ayudar a alguien de tu comunidad, dedicarles solamente dos horas a la semana, es lo mínimo que podemos hacer. No solo por el hecho de enseñar un idioma, sino por sentir que abres una puerta, de recibir a alguien, de dedicarle algo de tu tiempo. Ves sus caras y ves cómo te lo agradecen.”
¡¡Muchas gracias Alina y David!! La sociedad necesita más “Alinas y Davides”.
_________________________________________________________
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR…