María Guerrero*
El Ateneo de Málaga recibió al periodista Nicolas Castellano y a la investigadora de Amnistía Internacional (AI) Virginia Álvarez en un coloquio sobre la hipocresía de las leyes migratorias de la Unión Europea.
El nuevo Pacto Europeo de Migración y Asilo (PEMA) aprobado por la Unión Europea supone un claro avance en el recorte de los derechos humanos de las personas que migran a Europa. Así lo hemos denunciado desde nuestra federación Andalucía Acoge. Durante el encuentro, quedó claro el rechazo a una regulación que solo aumenta la vulnerabilidad de las personas migrantes. «El Pacto es una patraña y una trituradora derechos», aseguró Castellano, quien advirtió de que la legislación actual refleja décadas de fomento del miedo, señalando que los muros mentales son el primer paso hacia las concertinas.
Desde la visión jurídica, Álvarez compartió la crítica e insistió en que este declive evidente de derechos solo genera peligro e inseguridad en las rutas migratorias. «Se han ido degradando las políticas de migración», aseguró al tiempo que lamentó «la normalización de la violación de los derechos humanos». ante una sociedad «anestesiada». Consideró, además, que con el Pacto «estamos cediendo en derechos ya conquistados» y «se rebajan los estándares que teníamos en Europa».
El uso del lenguaje desde las instituciones y los medios fue uno de los puntos cuestionados durante el encuentro. Castellano definió el tratamiento de la migración en Europa con el acrónimo PUM: Paternalismo, Utilitarismo y Miedo, tres componentes perfectos para explicar las dinámicas europeas de estigmatización de las personas migrantes. «El miedo es la gasolina de la ultraderecha», apuntó. En la misma línea, la condición de clase y el racismo fueron resaltados en el debate como dos factores condicionantes en la recepción de migrantes. “Cuando venga los pobres, que lo hagan en formato esclavo: eso lo sabemos bien en Andalucía con los temporeros”, afirmó Castellano para ilustrar como el clasismo transversaliza la cuestión migratoria.
Doble vara de medir
La hipocresía fue el término recurrente que marcó el encuentro. Se hizo evidente en la conversación en cuanto a las diferencias en la recepción de los refugiados ucranianos y el resto de migrantes, más “alejados” en cuestión de religión y color de piel. Según resaltaron, esta hipocresía tiene el racismo de base. Castellano insistió en que la legislación europea, así como la burocracia española, se caracterizan por una doble vara de medir: “tanto un ucraniano como un congoleño tienen los mismos derechos, ambos están protegidos por la misma Convención de Ginebra”.
Castellano cree que «hemos fracasado en las políticas» , que «nuestras leyes matan más que nunca» y llama a los partidos políticos a respetar el derecho migratorio.
*María Guerrero es voluntaria de Comunicación de Málaga Acoge
Fotos: Jesús Mérida