Mar Tello*
Rachida entra sonriente en el aula de los salones parroquiales donde se imparten las clases de español de Málaga Acoge en la sede de La Axarquía. Sonríe sobre todo con los ojos y su fisionomía es la de una mujer del sur, de cualquier punto de un sur que se extiende desde el Mediterráneo al Índico pasando por el Pacífico para regresar por el Atlántico. Resulta agradable comprobar que nos unen tantos rasgos comunes.
Rachida Kouidich es de Marrakech y llegó a España hace alrededor de cuatro años antes de que comenzara la pandemia de Covid-19. También entonces comenzó a ir a las clases de español impartidas por el voluntariado de Málaga Acoge; su primera profesora y con la que continúa las clases es Carmen, quien no pudo asistir el día en que nos encontramos para esta entrevista. A esta alumna le gustan mucho las clases con ella y nos dice: “Carmen es muy amable y aprendemos español de forma sencilla. Lo que puedo decir es ‘gracias, Carmen y también a Málaga Acoge’”. Ricardo es el profesor voluntario que hoy se hace cargo del grupo y que alaba la fluidez con la que Rachida ya habla español.
Rachida y Ricardo, profesor voluntario en Torre del Mar
Antes de llegar a Torre del Mar vivió un año con su marido de origen marroquí en Noruega. Han decidido establecerse en La Axarquía e ir cuando puedan a Marruecos, en donde ella tiene a su familia. Hace ya casi seis años que no vive en este país vecino.
Rachida cree que la vida en España le aporta más estabilidad y quisiera quedarse aquí e integrarse en la sociedad española. El día a día en Torre del Mar es similar al de Marruecos en algunos aspectos, por ejemplo, el clima suave, a diferencia del de Noruega. Aunque la vida en aquel país nórdico no era difícil, hacía demasiado frío y no quisiera volver allí. Eso sí, también en Torre del Mar echa de menos a los suyos,
aunque esté más cerca de ellos.
Rachida nos cuenta que Málaga Acoge lo es “todo” para ella en esta nueva vida que ha comenzado. La entidad es de gran ayuda y un lugar en el que conocer a otras personas y relacionarse, aunque quisiera tener un poco más de vida social. Además, las clases de español son esenciales para ella y nos comenta que le servirán para mejorar la comunicación y, quizás, encontrar un trabajo en las industrias o establecimientos hoteleros de la zona y, así, ser una ciudadana más en España.
Rachida cuenta con timidez en un español claro que también habla francés y un poco de noruego. De nuevo ríe con los ojos.
En su tiempo libre le gusta pasear cerca del mar e ir de compras. También le gusta cocinar y suele hacer platos marroquíes, además de paella, que le encanta y ha aprendido a hacerla. Rachida tiene una mirada alegre y determinada cuando nos cuenta todo esto. Nos la imaginamos haciendo su vida cotidiana en este trozo del sur y pasando desapercibida por sentirse a gusto y tranquila a este lado del Mediterráneo.
*Mar Tello es voluntaria de Comunicación de Málaga Acoge