por Agustín Olías
Hoy, a través de nuestro voluntario José Antonio Machado, vamos a conocer una actividad de Málaga Acoge que, utilizando un lenguaje periodístico, “no ocupa grandes titulares”, pero que desde el punto de vista humano tiene un gran valor. Porque si las personas inmigrantes que no saben español encuentran grandes problemas para integrarse en la sociedad española, estos problemas se multiplican si tienen la desgracia de estar internas cumpliendo condenas.
Es el caso de las personas inmigrantes que están durante su tercer grado en el Centro de Inserción Social Evaristo Martín Nieto, Málaga Acoge les ofrece la posibilidad de aprender español en las clases que tienen lugar los lunes por la mañana en nuestra sede en calle Bustamante de Málaga. Y aquí es donde aparece José Antonio Machado, voluntario de Málaga Acoge desde octubre del 2011 y profesor de español para este grupo especial de alumnos.
José Antonio nació en La Calahorra, provincia de Granada. Sus padres le apuntaron a un internado de la capital granadina, donde estudió Bachillerato y, más tarde, Magisterio. Empezó a trabajar como maestro y por las tardes a estudiar Geografía e Historia, que ha sido su segunda vocación. Ha dado clases de Ciencias Sociales en Primaria y Secundaria.
¿Por qué te apuntaste voluntario a Málaga Acoge?
Primero porque yo siempre he estado ligado a movimientos sociales, asociaciones de vecinos y movimientos sindicales, ¡pero nunca en partidos políticos! Colaboraba y sigo colaborando con Alquds (Jerusalén en árabe), una asociación de solidaridad con los pueblos del mundo árabe, subrayando “con los pueblos”, no con los gobiernos. Tuvimos varias colaboraciones con Málaga Acoge y conocía su trabajo, así que cuando me jubilé y vi que aquí se daban clases a personas inmigrantes, que es lo que yo sabía hacer, me apunté inmediatamente.
Pero teniendo Málaga Acoge clases de español para inmigrantes, ¿por qué elegiste este grupo del Centro de Inserción?
Me lo sugirió José Antonio Martín, también voluntario de Alquds, que trabajaba en prisiones. Me pareció muy buena idea, lo propuse a Málaga Acoge y se puso en marcha el proyecto, dependiendo del grupo de Prisiones de nuestra organización.
¿Qué situación viven estos inmigrantes que acuden a tus clases?
Ellos están cumpliendo las últimas fases de su condena en régimen de semilibertad o libertad condicional, lo que significa que pasan los fines de semana con sus familias en sus casas. Todos son extranjeros, que llevan muchos años en España y que suelen tener aquí mujer e hijos.
¿Cuántos alumnos tienes actualmente?
En este momento tenemos tres alumnos; es el número más bajo que hemos tenido en todo este tiempo. Tengo que decir que también es el momento más bajo de extranjeros en este Centro de Inserción Social. Se ve que ha bajado también el número de personas inmigrantes que llega a España. Ha habido periodos en los que hemos llegado a tener doce alumnos, con dos profesores.
¿Qué tal te sientes trabajando con este grupo?
No tenía experiencia de trabajar con adultos. He notado una diferencia sustancial entre trabajar con adultos y con niños; en general ellos tienen bastante interés en aprender español, como vehículo de integración y sobre todo para encontrar trabajo. Entre ellos se da una situación que yo conocí en mi periodo de emigrante español en Francia, y es que se produce una especie de endogamia de los inmigrantes: se reúnen por nacionalidades y hablan entre ellos en su idioma natal, sin practicar nada de español. Cuando llegan a clase saben un español muy básico, pero les cuesta mucho leer y escribir.
¿Sigues alguna metodología especial de aprendizaje?
En mis clases sigo un método de español para extranjeros que permite que aprendan a estructurar el lenguaje. Trabajamos mucho con frases de la vida corriente, más que con la construcción de frases tipo “sujeto, verbo y predicado”. Tenemos una segunda fase, que voy incluyendo y cambiando según el día, que consiste en ponerles un vídeo y luego les pido que me describan lo que han visto, para trabajar el lenguaje oral. Y también, para que entiendan la cultura y la sociedad española, vemos titulares y pequeños artículos de prensa. Me sorprende el nivel de conocimiento que tienen de nuestra sociedad. Como anécdota te diré que en una ocasión estábamos hablando del PP y del PSOE y uno dijo que el secretario general del PP era Mariano Rajoy y otro le corrigió y le dijo que en el PP había presidente, no secretario general.
A lo largo del tiempo que asisten a tus clases, ¿les ves evolucionar, tanto a nivel del lenguaje como de su situación personal?
Hay algunos que repiten de un año para otro si tienen condenas largas. Yo normalmente no hablo con ellos de las razones por las que están en el Centro ni del tiempo que llevan, a no ser que sean ellos los que lo saquen. Pero, evidentemente, veo cómo vienen cada día, desmoralizados, alegres…… A veces te cuentan sus problemas, que son muchos, porque algunos tienen familia, niños en edad escolar. Y, por supuesto, está el problema del trabajo, que les agobia bastante.
¿Te sientes satisfecho del trabajo que realizas en Málaga Acoge? ¿Crees que esto sirve para algo?
Yo creo que la integración pasa por conocer la lengua y la cultura del país que te acoge. Todo lo que no sea una barrera sino un camino de entrada, siempre favorece. Satisfecho del todo, no estoy. Sólo son dos horas a la semana y es demasiado lento. No sé si con los permisos que les dan podríamos hacerlo de otra manera, un par de horas más. Pero sí siento cierta satisfacción cuando llevan ya varios meses aquí y hablamos coloquialmente de las cosas de la vida, establecemos ciertos vínculos amistosos entre nosotros. Me acuerdo de la satisfacción que sentí cuando un hombre analfabeto en su idioma se iba orgulloso porque ya sabía escribir algunas frases en español, muy pocas, pero él estaba feliz y yo muy satisfecho. En resumen, sí merece la pena.
Para finalizar, qué mensaje enviarías a alguien que esté pensando apuntarse como persona voluntaria a Málaga Acoge.
Depende de cómo sea cada uno. Yo, personalmente, siempre he considerado que todo el mundo debería hacer por los demás lo que pueda y sea necesario en cada momento. Con esto consigues dos cosas: una, ser útil a los demás; y dos, sentir una enorme satisfacción y gratificación personal. Me siento a gusto con lo que hago, me da mucha tranquilidad y paz conmigo mismo.
Agradezco a José Antonio el tiempo que nos ha dedicado y me despido de este “antiguo emigrante”, que estuvo en Francia tres años dando clases a los hijos de los emigrantes españoles en aquel país. Aquella estancia le permitió conocer bien la emigración española en Francia y entender mejor la situación de los inmigrantes en nuestro país.
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