Actualizado hace 3 años – Publicado el 2 de junio de 2014
Conversaciones de madre a hija, anécdotas del restaurante chino de sus padres, recuerdos de su infancia, momentos divertidos junto a sus amigos, absurdas situaciones vividas en primera persona debido a estereotipos y rumores… Son algunas de las originales historias que Quan Zhou refleja en su cómic Gazpacho Agridulce, cuyas viñetas, según cuenta, son en un 90 por ciento realidad y en el diez por ciento restante “exageración andaluza”. Sus ilustraciones desmontan mitos, normalizan situaciones, le dan un punto de vista diferente a las tradiciones chinas. Sus diálogos son directos, incisivos. Y llamaron la atención de la periodista Lola Hierro, coordinadora de Migrados, espacio sobre migración que publica El País desde el pasado mes de enero, donde ahora publican su trabajo. Creció en un restaurante chino de la Costa del Sol y ahora vive Madrid, ciudad a la que fue a estudiar Diseño Gráfico. Profesión que, por ahora, le da de comer.
¿Cómo llegó su familia a España?
Mis padres llegaron a la Costa del Sol para abrir un restaurante y prosperar. Éramos la segunda familia china que llegaba al pueblo… Así que imagínate. Mi hermana y yo éramos las únicas chinas de todo el colegio, así que no fue nada fácil. Pero bueno, ahora la comunidad china allí es muy grande y todo es diferente. De todas maneras, los pueblos siempre son otra cosa, es todo más catetillo. En Madrid, por ejemplo, es diferente. Salvo algún comentario excepcional… Nadie me ve rara ni te dice nada, porque están muy acostumbrados a ver chinos por todas partes.
¿Y cuánto lleva en Madrid?
Creo que demasiado… Estoy un poco harta: ¡me falta la playa! Llevo seis años aquí y eso es una pechá. Sobre todo ahora, cuando empieza el calor, que esto se pone inaguantable, como si hubiera poniente todo el día. Y este año estoy bajando poco a Málaga. Desde que empecé con el cómic en octubre de 2013, todo el tiempo libre que tengo lo dedico a pintar. Vaya, que trabajo como una china…
¿Cuándo surgió la idea de empezar el cómic?
A mí me encanta el cotilleo y mi vida es muy jugosa para el cotilleo: me pasan muchas cosas de chinos que yo veo normales pero la gente de mi alrededor no. Y, durante un almuerzo, una amiga me dijo: “Podrías hacer un cómic”. Y pensé que sí, que sería buena idea. Sobre todo porque no lo había hecho nadie. Así que lo medité un par de meses, estuve dibujando bocetos, investigando un poco… Y luego salió el nombre y el cómic. Y ya está. Ese fue el origen: una charla de cotilleo.
¿Y cómo llegó a El País?
Pues Lola Hierro me escribió directamente. Me había visto por Twitter y habló conmigo. A Lola Huete le gustó la idea y acabé ahí. Para mí desde entonces ha ido todo muy rápido: cuando apenas llevaba tres viñetas hechas ya estaba invitada al salón de cómic de Granada y yo no sabía ni de lo que hablar… Además, la difusión ha crecido una barbaridad: he sido portada de Menéame, he salido en Yorokobu, me han hecho muchas entrevistas, en Tumblr me han elegido usuario destacada. Hay una pechá de gente que me sigue y no me lo esperaba. Pero vaya, a nadie le amarga un dulce.
¿Cómo decide de lo que va a hablar en sus viñetas?
Yo tengo mogollón de ideas, tengo muchas en mi cabeza. Las voy apuntando todas y en el Metro o donde sea voy dibujando los bocetos. Además, tengo suerte de que en El País tengo libertad total para publicar lo que quiera y estoy muy contenta con eso. Siempre intento que sea variadito y haya un poco de todo. Un día hablo del restaurante, otro de alguna situación con españoles, otro de que mi madre me quiere casar con un chino rico…
¿Le insiste mucho en eso?
Sí, siempre. De hecho hace poco subí un boceto a Facebook de una viñeta con algo de eso porque mi madre me había vuelto a llamar para decirme otra vez que me casara con un chino rico. Y luego ya dijo que, bueno, puede ser es español, pero que tenga pisos y locales… Los padres quieren lo mejor para los hijos, seas de donde seas… Está desesperada porque tanto yo como mis hermanas nos casemos ya… Mi hermana tiene 26 años y mi madre dice que se va a quedar solterona, que nadie la va a querer… En fin…
¿Y qué dice su madre de las viñetas? Ella protagoniza muchas…
¡No lo sabe! Algún día se lo contaré, cuando esto me dé mucho dinero, le dará igual. Pero por ahora no conoce lo que hago… Siempre digo que es mi pequeño gran secreto.
En sus viñetas habla de una forma muy políticamente incorrecta…
Es que si yo fuera políticamente correcta, el cómic no tendría gracia. Y lo bueno es que puedo serlo, es como me salen las cosas. Hay chinos que me han dicho incluso que soy autoracista. Y españoles también, que había cosas racistas… Pero eso no tiene sentido, es una tontería. Yo pienso que hay que tratar las cosas así, con humor e ironía, para quitarle importancia al asunto. Y lo prefiero así. Si no, no lo haría. Ahora ya estoy preparando el libro. Me encantaría publicar, hilar la historia. Y en ello estoy. Espero encontrar una editorial que se interese. Y sería un paso más para asentarme en este mundillo.
¿Cree que trabajos como el suyo ayudan a normalizar ciertas situaciones?
Sí, claro. Y creo que para ambas partes. Hay chinos que se sienten muy identificados con lo que cuento, que me escriben y me agradecen la ironía con la que trato cosas tan reales. También, por supuesto, hay gente que le tiene tirria a los chinos y que se cree todos los mitos y rumores… Este tipo de viñetas pueden ayudar a acercar las dos culturas y viene bien para los dos mundos.
¿Cuáles son los clásicos estereotipos o rumores de los que te hablan por ser china?
Seguramente los típicos que te imaginas… Los más típicos son el de comer animales domésticos de todo tipo y que a dónde van los muertos chinos. Otros menos comunes pero que también me dicen mucho son si pasamos los controles sanitarios en los restaurantes, que si vivimos 354.953 chinos en un piso de dos habitaciones, que conducimos mal, que se nos dan muy bien las matemáticas y somos unos empollones… Y que nos encanta el karaoke (muy cierto esto último).
Quitando lo del karaoke… ¿Cómo cree que se pueden acabar con los mitos y rumores?
Yo creo que eso lo dará el tiempo: poco a poco se irá normalizando. Hay chinos que hacen conferencias, dan mucha información, suben cosas a internet… Pero hay gente muy cerrada que no se va a creer nada de eso de ninguna manera. Yo creo que todo se normalizará cuando haya chinos más integrados en la sociedad española. Y verán que los mitos son solo eso, rumores. Hasta que no vives o veas normal tener compañeros chinos en el trabajo en cualquier sitio como ocurre en Inglaterra o Estados Unidos… No acabarán.
Otro de los mitos, de hecho, es que la comunidad china no se integra…
Yo creo que eso está pasando ya. Yo misma trabajo rodeada de españoles… He vivido en Inglaterra y he estado en Estados Unidos y me he dado cuenta que la integración real sucede a partir de la tercera generación. Si yo tengo hijos –que no quiero-, ellos, con unos padres que ya hablan español y tienen amigos españoles, crecerán de una forma en la que estarán plenamente integrados. Es lo que ha pasado en otros países, y aquí pasará igual. O eso creo.
Pero usted no es inmigrante de segunda generación… Es española.
Mi caso es especial. Yo tengo muchos chinos conocidos, que hablan español, que tienen estudios… Pero están mucho más influenciados por la cultura y la idiosincrasia china, por sus padres… Y no sé si les gusta el estilo de vida chino o es que lo han vivido en casa y quieren seguirlo. Pero vaya, como muchos hijos españoles siguen el estilo de vida de sus padres en los pueblos, por ejemplo.