Marcela es de Quillota, una pequeña ciudad de Chile en la región de Valparaíso. Desde mayo de 2022 vive en Málaga donde llegó con su marido y su hija de cuatro años para emprender un proyecto de vida familiar que tomó otro rumbo al decidir él volver a su país. Actualmente vive en Torremolinos con su pequeña.» Vinimos buscando tranquilidad, vendimos todo lo que teníamos, nuestra casa, la camioneta y llegamos a la aventura, sin conocer nada ni a nadie».
Morena, de cabello largo y ojos grandes y expresivos, cuenta en una entrevista en Fuengirola que decidió quedarse sola en España con su hija Trinidad y que, aunque esté «muerta de miedo con el desafío», está convencida de que quiere encararlo y salir adelante.
«Esta experiencia está siendo todo un reto para mí. Desde que llegamos he tenido que enfrentar muchas dificultades, como adaptarme a una nueva cultura y la responsabilidad de cuidar sola de mi hija», afirma. Sin embargo, a pesar de los obstáculos siente que ha aprendido muchas cosas, «nuevas formas de disfrutar de la vida, nuevas personas, maneras de conectar más con mi hija». Incluso en la adversidad podemos «descubrir habilidades que ni siquiera sabíamos que teníamos.»
Parece más joven de 42 años, habla rápido y sonríe mucho. Tras una espera que califica de «angustiante» el pasado mayo obtuvo su permiso de trabajo y acudió a la sede de la asociación en Fuengirola para que la ayudáramos a buscar empleo. «Cuando salió el permiso de trabajo el primer lugar al que fui fue Málaga Acoge. Dejé mi currículum a María Jesús y ella me ha estado apoyando, aconsejando y pendiente de cada oferta de empleo o capacitación para ampliar mis oportunidades de trabajo».
Actualmente trabaja como camarera de piso en el hotel Holiday World al que se incorporó en agosto. «Entré sin experiencia, pero necesito trabajar y aprendo», asegura Marcela, quien en Chile ejerció también como funcionaria pública en el hospital de Quillota donde también regentaba un negocio de papelería y manualidades.
Reconoce que es un empleo duro, pero le permite conciliar con los horarios del colegio de su hija, una niña chileno-haitiana que adoptaron recién nacida y de la que me muestra una foto en su móvil. «Por las noches leemos cuentos sobre lo diferentes que somos, los distintos tipos de familia que existen, la adopción, el pelo afro y lo importantes de querernos y respetarnos tal cuál somos».
«La Trini», como la llama, está contenta y tiene mucha resistencia. «Le tocó madurar porque estamos solas», explica la madre, que tiene otro hijo de 24 años en Chile, Matías, con el que se lleva «muy bien», hablan todos los días y a quien echa mucho de menos.
Cuando va por la calle dice que mira los rostros de la gente y piensa que todas las personas cargamos con historias de lucha que contar, «que si las conociésemos seríamos más respetuosos los unos con los otros».
Marcela hace yoga frecuentemente desde hace unos años y le viene bien para aliviar la espalda, cargada por el trabajo en el hotel. Entre las cosas que le gustan nombra la costura: «Tenía mi máquina de coser, arreglaba mi ropa…», y las tiendas de especies, en las que le gusta pararse.
En este abrirse camino en España afirma que ha descubierto emociones que «no tenía ni idea que tenía, formas de ver las cosas y músculos del cerebro que no sabía que existían». Estar sola con su hija en en otro país ha sido, concluye, «una de las experiencias más difíciles y extremas» de su vida. Pero, al mismo tiempo siente que ha aprendido a ser «más fuerte, más valiente y a disfrutar de la vida con más intensidad».
Cuando ha necesitado un apoyo para cuidar de su hija, lo ha encontrado en forma de una red de mujeres a las que expresa su agradecimiento, «porque sin ellas nada sería posible: mi bella Aida, mi Sol, mi Julita, mi bella Mónica, mi Laurita hermosa, gracias».
Asegura que trabajar el desapego le ha hecho ver las cosas de forma distinta y el estar sola le ha permitido «domar» sus «propios fantasmas». Si bien la vida está «llena de dificultades y problemas», Marcela concluye que es partidaria de «vivirla, disfrutarla y darle para adelante».
El apoyo que brindamos a Marcela se enmarca en nuestro programa Globalemplea «Itinerarios integrales para mejorar la empleabilidad y el acceso al mercado laboral de las personas inmigrantes» cuenta con el apoyo del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y la cofinanciación del Fondo Social Europeo.