Por Agustín Olías y Ángel Galán
Justo esta semana Bibata hubiera sido desahuciada de su casa. Ella junto a sus tres pequeños habían recibido la notificación por parte de un representante del fondo buitre propietario de la deuda impagada de su hipoteca. Una situación que gracias al trabajo de Málaga Acoge, en especial el departamento de Vivienda, no ha llegado a ser una realidad.
Bibata y su familia llevan nueve años en Málaga, desde que llegaron de Burkina Faso las cosas les habían ido bien. Su marido vino primero y consiguió un empleo y en poco tiempo Bibata pudo venir a hacerle compañía. En Málaga nacieron sus tres hijos. Una familia trabajadora sin muchos lujos con un futuro que se truncó, de manera inesperada, el pasado mes de mayo. El marido Bibata murió de un ataque al corazón. De un día para otra la vida de Bibata y sus hijos cambió radicalmente. En medio de la terrible pérdida, sin un trabajo que le permitiera hacer frente a los compromisos, un fondo buitre compró la deuda de su hipoteca y empezaron las coacciones para que abandonara su vivienda.
Bibata acudió a Málaga Acoge y el departamento de Vivienda puso en marcha al resto de la organización. Nuestro departamento Jurídico se puso en contacto con el abogado de oficio, Antonio Cubo, que desde un principio mostró una gran implicación con este caso, y, conjuntamente, presentaron una petición de aplazamiento del desahucio. Como grata sorpresa para todos, la juez ha concedido cuatro años de plazo para Bibata.
Estos detalles me los explica Mercedes Lobede, técnica del departamento de Vivienda de Málaga Acoge, quien coordina y sigue el tema de Bibata. Cuarenta y dos documentos presentaron a la juez, mostrando la situación de desamparo de la familia, con tres menores, vulnerabilidad, riesgo de exclusión social, sin fuente de ingresos ni apoyo familiar, en fin, situación que, con más frecuencia de la deseable, vemos repetida en mujeres inmigrantes que viven en nuestra ciudad.
Además del difícil asunto del piso, Málaga Acoge incluye a Bibata en los temas que son de su incumbencia, como el refuerzo educativo de los menores, el acompañamiento psicológico y el apoyo constante a través del proyecto Caixa Proinfancia; y media con entidades públicas (como los Servicios Sociales del Ayuntamiento) y privadas, “visibilizando” la situación de la familia. Con todo este trabajo, se consigue ayuda para el pago de la luz y el agua, vale para comida, apoyo psicológico y otras ayudas fundamentales.
La vida no va a ser fácil para Bibata y su familia, pero el primer golpe ha sido parado. Confiamos en la fuerza física y mental de esta mujer, que con el apoyo de gente de buena voluntad y de organizaciones como Málaga Acoge tenga la oportunidad de vivir dignamente y ofrecer un futuro esperanzador a sus pequeños.
¡Ánimo Bibata!
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