Por Agustín Olías.
El joven Mohammed nos recibe en el piso de acogida donde vive junto con otros cuatro jóvenes marroquíes. El piso está gestionado por Málaga Acoge y lo visito junto con Carmen Cano, responsable del Área Social de Málaga Acoge. Mohammed es de complexión atlética, fuerte, lleva más de seis años en España y habla español perfectamente. El piso está bien, es relativamente nuevo, dos habitaciones, salón, cocina, cuarto de baño. Pienso en mis tiempos de estudiante y el estado del piso donde vivía y me sorprende la limpieza y el orden aquí existente.
Éste es uno de los dos pisos de acogida que Málaga Acoge gestiona, en la actualidad, en la capital malagueña. Tiene una peculiaridad: está habitado por jóvenes mayores de dieciocho años que, al cumplir dicha edad, tuvieron que abandonar el centro de acogida donde residían cuando eran menores.
Carmen nos lo explica con más detalle: “Son menores ex tutelados por la administración. Ahora tienen entre 18 y 23 años, pero cuando llegaron a España eran menores y estuvieron en diferentes centros hasta su mayoría de edad. Lo malo es que muchos de ellos, cuando salen del centro, se encuentran directamente en la calle y sin recursos”, explica. ¿Suelen tener documentación? “La mayoría sí, pues al estar tutelados por la Junta de Andalucía tienen la documentación necesaria. Por ejemplo, hay un permiso de residencia específico para menores de edad. El problema es que, con el tiempo, esa documentación va perdiendo sucesivamente su validez y caducan. Si no tienen trabajo, ni piso o arraigo familiar en España, terminan perdiendo la residencia”, destaca Carmen.
Y aquí es donde entra en acción Málaga Acoge, ¿no? “Exacto. Llevamos a cabo un programa que se denomina “pisos puente”, a través de los que se les suministra un acogimiento temporal y la ayuda necesaria para que tengan sus necesidades básicas cubiertas. Pero también formación y apoyo en la búsqueda de empleo. Todo ello les facilita la integración y el que puedan normalizar su situación”, explica Carmen, que destaca el trabajo de técnicas, técnicos, voluntarias y voluntarios de Málaga Acoge en estos pisos de acogida. Veo que es fundamental: apoyo a los jóvenes en diferentes aspectos personales, gestiones propias del piso, organización de la logística (comida, limpieza) o solución de conflictos que puedan surgir.
Mientras Carmen revisa el piso y habla con otros de los jóvenes ocupantes, le pregunto a Mohammed cómo se le ocurrió venir a España tan joven. “Vine con otro grupo de chicos y dos personas mayores, ninguno era familia mía. Los que bajaban de España nos decían que aquí había trabajo. Conocí gente que vino sin nada y volvió a Marruecos con algo de dinero. Yo lo creía y me vine sin decírselo a mi familia. Les llamé cuando estaba ya aquí”. Mohamed está haciendo un curso de jardinería y va a empezar las prácticas en Benalmádena. Es la segunda vez que va a hacer prácticas y tiene ilusión de que, al final, le hagan un contrato. Le pregunto por su relación con Málaga Acoge. “Nos ayudan mucho y les estamos muy agradecidos. Viene Rabia (mediadora intercultural de la organización) que nos pone las pilas. Es marroquí y nos entiende bien. Yo ya conocía Málaga Acoge antes de venir al piso, porque estuve en contacto con el Área de Empleo”, asegura.
¿Y con el resto de compañeros de piso? “Nos conocíamos del centro de acogida de San Juan de Dios y de otros del centro de menores. Nos llevamos bien, aunque a veces discutimos, como cualquier familia, lo normal. Cada día le toca a uno hacer la comida: si no hace la comida, el resto no come. Al que le toca hacer la comida, le toca limpiar por la noche. También hay limpieza general los fines de semana”. En el pasillo del piso hay un pequeño “tablón de anuncios” donde se cuelga información importante, como son los turnos de comida y limpieza. Por ejemplo, ayer miércoles le tocó hace la comida a Ahmed. ¡Alubias!
Ahmed tiene cara de niño, de buena persona. Vino a España hace un año, con diecisiete años y seis meses. ¿Por qué viniste? “Estaba muy mal en Marruecos. Tuve problemas en el colegio y quise venirme. Vine yo solo, totalmente solo, desde Melilla. A mi familia le dije que me venía y no querían, lloraron mucho, pero me vine. Ahora, gracias a Málaga Acoge, estoy bien. Estoy estudiando un curso de camarero”. ¿Qué hacéis cuando tenéis tiempo libre? ¿Qué os gusta hacer? “Nos gusta mucho jugar al fútbol. Los jueves tenemos partido con la gente del Albergue Municipal. Nos juntamos y jugamos al fútbol. Yo juego de defensa y Mohamed es delantero”, relata.
Nos despedimos de Mohammed y Ahmed deseándoles suerte y apunto un último comentario de Mohammed: “No me arrepiento de haber venido a España, me siento bien aquí y no pienso volver a Marruecos. No me veo allí”. Ojala que todo les vaya bien a este grupo de jóvenes que, con la ayuda de Málaga Acoge, intentan pasar la página de una juventud difícil y labrarse un futuro en España.
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